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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



7.5.09

10. Fanny Riffle


          Es él sin duda alguna. No puedo equivocarme. Es él con toda seguridad. Si no lo fuera, las cisternas del gaseoducto no estarían nimbadas con los tremendos estertores de las últimas libélulas de la temporada. Ella también lo vio, un instante, pero lo vio con sus prismáticos de porcelana checa que le regaló su novio Matías, aquel que murió en la guerra por estar en el bando equivocado. Brígida también cree haberlo visto, aunque su visión está muy mermada por los tracomas continuos a que es sometida por los viajes frecuentes a la colonia saharaui donde esta afección es endémica, tú ya lo sabes. Debo recordarte que a través de valija diplomática te llegarán las cornucopias de fina estampa que robé en el Soho para ti. También le mando a tu madre los once pianos de pelusa que me encargó, y a tu hermano Andrew, el sello postal de las Islas Solomon con la efigie del Papa Neru que me solicitó tan insistentemente. Debo ya embarcar. Me despido con una angina especial que me llena el pecho de cobre y nafta, pero con la esperanza de una vuelta pronta a estas queridas tierras de salobre dulzor y verdorosa frondosidad donde he sido tan feliz como estrecho, tan dichoso como hirsuto, tan denostado como zaherido.

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