El kan mongol Yaunibeg ordenaba catapultar cadáveres apestados sobre las ciudades que quería conquistar. Esto ocurría en el año 1343. La importancia histórica del hecho en sí es mínima, si se compara con las maniobras de Cagliostro en el Delfinado o con las exenciones de diezmos que Bonifacio X consiguió, mediante bula previa, para todos los eclesiásticos del Palatinado. La importancia y lo esencial de las cosas, como los bucles de Piluca, son como logaritmos neperianos, que por más que deducimos sus parámetros básicos, nos quedamos sin conocer la verdadera personalidad de su inventor. Facundo Niepper no sabía de logaritmos ni de nada, era la esencia de lo lerdo, pero ayudó mucho en la felicidad de las vacas del valle. Era guapo mozo, muy del gusto de las vacas, a las que no enseñaba logaritmos ni enseñaba nada, dada su condición de lerdo esencial. Los logaritmos Nepperianos fueron un hallazgo casual de Facundo, no le reportaron dividendo alguno, pero pasó a la historia del álgebra. Nunca descuidó la felicidad de las vacas del valle.
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FUMPAMNUSSES!
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
29.5.09
29. El mal de la flor
El kan mongol Yaunibeg ordenaba catapultar cadáveres apestados sobre las ciudades que quería conquistar. Esto ocurría en el año 1343. La importancia histórica del hecho en sí es mínima, si se compara con las maniobras de Cagliostro en el Delfinado o con las exenciones de diezmos que Bonifacio X consiguió, mediante bula previa, para todos los eclesiásticos del Palatinado. La importancia y lo esencial de las cosas, como los bucles de Piluca, son como logaritmos neperianos, que por más que deducimos sus parámetros básicos, nos quedamos sin conocer la verdadera personalidad de su inventor. Facundo Niepper no sabía de logaritmos ni de nada, era la esencia de lo lerdo, pero ayudó mucho en la felicidad de las vacas del valle. Era guapo mozo, muy del gusto de las vacas, a las que no enseñaba logaritmos ni enseñaba nada, dada su condición de lerdo esencial. Los logaritmos Nepperianos fueron un hallazgo casual de Facundo, no le reportaron dividendo alguno, pero pasó a la historia del álgebra. Nunca descuidó la felicidad de las vacas del valle.
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