En la enagua de Alfonsina vive una familia de palabras muy blancas y muy almidonadas. Han quedado adheridas allí sin que Alfonsina se dé cuenta. A veces el viento de otoño le desprende alguna y se la lleva en volandas por encima de las olas hacia alguna isla solitaria. La familia de palabras se va haciendo más y más numerosa con el paso de los días. Les gusta jugar al escondite entre los pliegues, y se balancean divertidas con el cadencioso caminar de Alfonsina. Les encanta cuando la niña las lleva de paseo por la orilla de la playa. Algunas gotitas saladas se entremezclan con ellas y entonces se ponen a hablar de versos y de peces. Nube, Esperanza y Horizonte casi nunca se separan. Otras, que siempre están charla que te charla, son Luz, Lluvia y Azucena. A Sol, Amor y Amistad les gusta caminar en solitario, como a Soledad, Sueño y Arco Iris. Alegría, Risa y Sonrisa son hermanas y andan siempre detrás de Corazón, Vino y Valor. Alfonsina a veces, cuando se sienta a leer bajo el limonero en las quietas tardes del verano, oye un rumor, un susurro de algarabía que siente cercano, como si un enjambre de sonidos dulces y envolventes le hiciera cosquillas en las rodillas.
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FUMPAMNUSSES!
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
27.5.09
27. El collar de Artemisa
En la enagua de Alfonsina vive una familia de palabras muy blancas y muy almidonadas. Han quedado adheridas allí sin que Alfonsina se dé cuenta. A veces el viento de otoño le desprende alguna y se la lleva en volandas por encima de las olas hacia alguna isla solitaria. La familia de palabras se va haciendo más y más numerosa con el paso de los días. Les gusta jugar al escondite entre los pliegues, y se balancean divertidas con el cadencioso caminar de Alfonsina. Les encanta cuando la niña las lleva de paseo por la orilla de la playa. Algunas gotitas saladas se entremezclan con ellas y entonces se ponen a hablar de versos y de peces. Nube, Esperanza y Horizonte casi nunca se separan. Otras, que siempre están charla que te charla, son Luz, Lluvia y Azucena. A Sol, Amor y Amistad les gusta caminar en solitario, como a Soledad, Sueño y Arco Iris. Alegría, Risa y Sonrisa son hermanas y andan siempre detrás de Corazón, Vino y Valor. Alfonsina a veces, cuando se sienta a leer bajo el limonero en las quietas tardes del verano, oye un rumor, un susurro de algarabía que siente cercano, como si un enjambre de sonidos dulces y envolventes le hiciera cosquillas en las rodillas.
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