El explorador Mungo Park, escocés de profesión, descubrió que al sur del río Zambeze las almas de los negros que allí habitaban tenían forma, y se veían a una distancia de dos coma cinco (2,5) jukis. Algunas almas eran ovoides y azules como ciertos huevos de pascua, otras eran vermiformes, largas, serpenteantes y negras como mambas de pozo, y otras eran semejantes a pequeñas capillas cistercienses pero más tendenciosas. La tribu de los Xixi estaba en lucha perpetua con la tribu de los Xuxu. Nadie pudo explicar al explorador con falda y gaita, mostacho prominente y ojos verdes la causa de esta guerra sin fin, aunque comenzó a sospecharlo cuando acudió a la fiesta de bienvenida que ambas tribus le tributaron en una tregua pactada ante el hecho insólito de su llegada. Su esposa, Clarissa, pertenecía al coro de la congregación cuáquera de Birmingham y entonó en el acto festivo un popurrí de melosos himnos compuestos por el reverendo Morton, acompañándose para la ocasión con las notas de su vieja vihuela, instrumento medieval del que la dama era una consumada experta. Ella también comenzó entonces a sospechar la causa de las enconadas disputas inter-tribales aquella luctuosa noche.
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FUMPAMNUSSES!
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
19.5.09
20. Resonancia magnética
El explorador Mungo Park, escocés de profesión, descubrió que al sur del río Zambeze las almas de los negros que allí habitaban tenían forma, y se veían a una distancia de dos coma cinco (2,5) jukis. Algunas almas eran ovoides y azules como ciertos huevos de pascua, otras eran vermiformes, largas, serpenteantes y negras como mambas de pozo, y otras eran semejantes a pequeñas capillas cistercienses pero más tendenciosas. La tribu de los Xixi estaba en lucha perpetua con la tribu de los Xuxu. Nadie pudo explicar al explorador con falda y gaita, mostacho prominente y ojos verdes la causa de esta guerra sin fin, aunque comenzó a sospecharlo cuando acudió a la fiesta de bienvenida que ambas tribus le tributaron en una tregua pactada ante el hecho insólito de su llegada. Su esposa, Clarissa, pertenecía al coro de la congregación cuáquera de Birmingham y entonó en el acto festivo un popurrí de melosos himnos compuestos por el reverendo Morton, acompañándose para la ocasión con las notas de su vieja vihuela, instrumento medieval del que la dama era una consumada experta. Ella también comenzó entonces a sospechar la causa de las enconadas disputas inter-tribales aquella luctuosa noche.
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