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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



28.1.10

110. Una cierta ambivalencia


          Soy un alemán, un germano, un tudesco, que diría Cervantes. Mi nombre es Adan von Trott. He intentado matar a Hitler hace exactamente unos minutos y me ha salido el tiro por la culata. Un error de cálculo, el destino, qué sé yo. No me ha dado tiempo a embocarme la pistola y desparramar mis sesos sobre este oscuro bosque de Baviera. Los miembros de élite de las Gestapo, la guardia pretoriana del Führer me han detenido con una contundente rapidez.

          Soy español, sevillano, de Triana. Me llamo Higinio Menéndez Flórez. He robado un puñao de garbanzos remojaos hace un rato en un puesto de la plaza y me han trincao. No me ha dao tiempo a salir de najas. El segurata de la puerta que da al puente me ha cogío del gorro de la chupa y me ha dao un revolío que casi me estampa contra una barrica de arenques. ¡Qué habilidá, el tío cabrón!

          Soy italiana, del sur, soy napolitana. Me llaman la Sporca, aunque mi verdadero nombre es Giusseppina Rospigliosi. Tras hacerle un servicio a un asqueroso labriego que venía a la ciudad en una furgoneta también asquerosa, le he robado la cartera, pero en el último momento me ha agarrado la mano y no me la ha soltado hasta que no le he hecho otro servicio, esta vez gratis.