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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



14.1.10

105. Madre, esto está mohoso


          El cante jondo es como una avellana de peltre, que por más que la introduzcas en los autoclaves del Sacromonte, siempre revierte en cubo de pirita cartagenera. Los cantes de la marisma, los aires carnavaleros, el quejío serrano y el olé de la sabana almeriense son los puntos cardinales de la esencia cíngara, del néctar cairota que le subyace, del camino dunero de Tombuctú a Casablanca. La gaviota flamenca cruza el estrecho y el buho ulula en el barrio de Santiago, en Chipiona y Sabiote, en Fregenal, en Totana y Cabra; el alcaraván se estremece en los bujíos de Fuente de Piedra. La urraca otoñal se cisca en Marinaleda y eleva vuelo en Coripe. Los gitanos de Antequera cantan livianas con la boca llena de alboronías y los de Marchena sufren lentos el ir pasando de la soleá de Carriles. Por eso no se oyen los lamentos de las madres tremendas de Triana, se esconden como requiebros de sal de río maldito y lejano. Sanlúcar como sueño adherido, Sevilla como pesadilla de festejos de la Luna, y Málaga ahogada de petenera maldita. Sólo queda el exilio del bordón acuchillado por letrillas de ricos paisanos. "Yo me voy pa Cai, yo me voy pa Cai, porque aquí en La Habana pa lavá no hay". Me monto en el carricoche de Chano con Chano y su familia de lunares y fritanga. El aire huele a sebo y a taberna, huele a aquello que no existe, pero que yo sé dónde no existe.