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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



26.1.10

109. Escotes ilustrados



          En 1791 un estudiante oxoniense llamado John Allyn decía poseer cierta cantidad de sangre de Buda, que vendía a 20 libras la onza. La vida de John se desarrolló por estos vericuetos de rapacería y picaresca hasta el día de su ejecución en el castillo de Wordsmath en la primavera de 1821. De natural seductor, con la empatía proverbial de los Allyn y el empaque de los antepasados maternos, los condes de Bitchfolk, recorrió las tierras del norte y los páramos del sur arrasando con su gracia natural corazones y haciendas en una vorágine de engaños, traiciones y audaces huidas, que dejaron un rastro de leyenda por todo el país. Hasta el mismo canciller, Sir Tadeus Higgins, fue objeto de su trapacería sin par al conseguir que comprara por un precio exorbitante la "auténtica" empuñadura de la artúrica espada Excalibur. Y esto lo hizo en dos ocasiones, la segunda disfrazándose de Lord Truthurst Higgins, padre del canciller. En una visita de Estado de la reina Margarita de Francia tuvo la osadía de robar toda su lencería, incluso la que llevaba puesta en el momento de las presentaciones reales en palacio. Sus días de latrocinio finalizaron el día que fue capturado al ser confundido en una taberna de Oakenfield, con sir Percy Blakeney, más conocido en Francia como La Pimpinela Escarlata.