Serían las seis de la mañana. En Túnez las seis de la mañana es un acontecer no pasajero, por el contrario es un suceso que permanece mezclado con las briznas de té que quedan en los bellamente decorados vasos vidriados. La labor, algo sumeria, de los dueños de tenderetes del zoco principal es enjundiosa, laxa y procedente; la de los jirofantes de la menhara es procelosa, huidiza y longeva. Los túneles no excavados en Túnez son dos: el Quetza-Iz, que atravesaría la ciudad desde la punta hasta la mitad del rabo, y el Minhi-Iz, túnel subsidiario que de manera subsidiaria iría de una a otra parte de la urbe de manera asaz antojadiza y arbitraria. Los humos de los frutos secos garrapiñados dan a la ciudad un aroma como de frutos secos sin garrapiñar. Es esto cosa curiosa, no cabe duda.
+
FUMPAMNUSSES!
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
18.9.09
62. El transporte público
Serían las seis de la mañana. En Túnez las seis de la mañana es un acontecer no pasajero, por el contrario es un suceso que permanece mezclado con las briznas de té que quedan en los bellamente decorados vasos vidriados. La labor, algo sumeria, de los dueños de tenderetes del zoco principal es enjundiosa, laxa y procedente; la de los jirofantes de la menhara es procelosa, huidiza y longeva. Los túneles no excavados en Túnez son dos: el Quetza-Iz, que atravesaría la ciudad desde la punta hasta la mitad del rabo, y el Minhi-Iz, túnel subsidiario que de manera subsidiaria iría de una a otra parte de la urbe de manera asaz antojadiza y arbitraria. Los humos de los frutos secos garrapiñados dan a la ciudad un aroma como de frutos secos sin garrapiñar. Es esto cosa curiosa, no cabe duda.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario