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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



17.9.09

61. Expresión pura


          El nazareno inoportuno conmemoró su primer aniversario de boda con la cofradía enemiga. Legionarios de ambas clerecías entonaron a la par himnos disímiles cuya mala ejecución, ahíta de desafines, erigió, en sutil paradoja, una melodía de belleza notablemente sublime. Los confites supieron a poco y las bebidas espirituosas supieron a confeti. El barón von Stuppen sofronizó al Hermano Mayor de una y al Mayordomo de la otra cofradía, con lo que obtuvo una ovación merecida. El correo de Palacio llegó casi al final. La misiva exponía, en letras de oro, los mejores deseos para los unianales esposos y hacía un cariñoso mohín caligráfico para todos los invitados. A todos ellos se les obsequió con una armónica Hohner® de doble arcada y un pan de centeno grande. Los artificiosos fuegos pusieron punto y final a tan magnífica ceremonia.
          Dios os tenga entre sus elegidos.
          Hoy comienza el Ramadán.

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