El pintor desnuda a la modelo, luego el pincel desnuda los tubos de óleo esparcidos por la desordenada mesa. El cuadro inacabado desnuda los ojos del pintor enajenado, luego la musa primigenia se desnuda en presencia de las demás. Las demás ríen con estrépito mitológico desnudando, a la sazón, al meritorio guardián de la llave que abre el cofre de la belleza pura. El taller del pintor, todo desnudo, resplandece y fulgura en una explosión dulce y ceremoniosa, olímpica. Siempre la creación tuvo algo epifánico y sonoro, refulgente, siempre alguna trompeta celestial se deja oír en alguna ínfima buhardilla de Bohemia.
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FUMPAMNUSSES!
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
16.9.09
60. Narraciones bolivarianas
El pintor desnuda a la modelo, luego el pincel desnuda los tubos de óleo esparcidos por la desordenada mesa. El cuadro inacabado desnuda los ojos del pintor enajenado, luego la musa primigenia se desnuda en presencia de las demás. Las demás ríen con estrépito mitológico desnudando, a la sazón, al meritorio guardián de la llave que abre el cofre de la belleza pura. El taller del pintor, todo desnudo, resplandece y fulgura en una explosión dulce y ceremoniosa, olímpica. Siempre la creación tuvo algo epifánico y sonoro, refulgente, siempre alguna trompeta celestial se deja oír en alguna ínfima buhardilla de Bohemia.
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