El néctar de gladiolo es el ingrediente principal del veneno alicantino. Lo que tuerce la masa del caramelo no es la habilidad del dulcero, sino su pensamiento glacial. La turba mediterránea domina a la horda atlántica y apenas, casi por los pelos, a la hueste cantábrica. Los clarines tauromáquicos entonan la asfixia de sus notas en el enjambre torero del albero carnavalesco. La Academia dictamina las dos o tres diatribas que han de verter los intonsos bachilleres en el acto de clausura. El celibato se extiende por el continente con lentitud, parsimonia, a veces con cierta indolencia o desidia. Los hipermercados refugian familias enteras de coleópteros metropolitanos. El semáforo de Palacio tiene, como todos, tres luces de diverso color: el gris trufa, el blanco quebrado y el negro aborigen. Bielas y cigüeñales componen un grupo de elementos imprescindible para el desarrollo sostenible del abecedario. El corso mata al dálmata que roba al albano. El alcaucil y el orozuz combinan difícilmente y cohabitan aún peor. El mirto y la mirra añeja no son tubérculos, aunque vistos desde arriba así lo parezcan. Denme dinero.
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FUMPAMNUSSES!
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
4.6.09
35. Ardor brutal
El néctar de gladiolo es el ingrediente principal del veneno alicantino. Lo que tuerce la masa del caramelo no es la habilidad del dulcero, sino su pensamiento glacial. La turba mediterránea domina a la horda atlántica y apenas, casi por los pelos, a la hueste cantábrica. Los clarines tauromáquicos entonan la asfixia de sus notas en el enjambre torero del albero carnavalesco. La Academia dictamina las dos o tres diatribas que han de verter los intonsos bachilleres en el acto de clausura. El celibato se extiende por el continente con lentitud, parsimonia, a veces con cierta indolencia o desidia. Los hipermercados refugian familias enteras de coleópteros metropolitanos. El semáforo de Palacio tiene, como todos, tres luces de diverso color: el gris trufa, el blanco quebrado y el negro aborigen. Bielas y cigüeñales componen un grupo de elementos imprescindible para el desarrollo sostenible del abecedario. El corso mata al dálmata que roba al albano. El alcaucil y el orozuz combinan difícilmente y cohabitan aún peor. El mirto y la mirra añeja no son tubérculos, aunque vistos desde arriba así lo parezcan. Denme dinero.
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