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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



30.12.09

97. Los límites del Aurresku


           El entomólogo alemán Wilhelm Kattwinkel casi se cae dentro de la garganta de Olduvai, de 90 metros de profundidad, en el Serengeti. Buscaba un cromo de la colección "Naturaleza y Vida", el cromo nº 111, sólo le quedaba ése y 221 más para completar el álbum. Era ciego de ambos ojos y cojo de ambas piernas, lo que hacía muy compensador y equilibrado el contoneo de sus caderas morenas y parsimoniosas, muy ajustadas y con gran adecuación para el baile iterativo, bamboleante y adormecedor, propio de las tribus bantúes, a las que su ánimo se adhirió enseguida, al conocerlas el día de la fiesta nacional de Tanzania, el mismo día de su llegada al aeropuerto de Dodoma. Sus piernas cortitas y arqueadas en sentido inverso, sus pantalones cortos para un alemán estándar, pero semi-largos para él, su salacot algo pequeño, pues Kattwinkel sufría de una macrocefalia incipiente, y su impedimenta exagerada, daban a su figura un aspecto casi totémico, cuando menos inquietante para la mayoría de las tribus del Serengeti. Nunca encontró el cromo que buscaba. Sí halló, no obstante, varios cromos de jugadores negros de fútbol, como Gombó, camerunés, N'bengo, mozambiqueño, Munu Dihngué, nigeriano y uno con el escudo del equipo togolés "Los Leones de Lomé". Este último cromo lo cambió por dos pasajes para Ibiza, y ahora disfruta de unas merecidas vacaciones rodeado de la tuna de empresariales de Manises y de dos coimas de Tanzania que se trajo y que le requiebran de amores en swahili varias veces al día.