Avellaneda, biógrafo apócrifo de Tirso de Molina, necio y mendaz juntaletras, nacido en un lupanar de Córdoba, ha muerto esta madrugada. Sentimos en lo más profundo de nuestras almas que la gente muera. El rock'n'roll nos salvó durante algunas décadas, pensábamos que la música tribal, la droga urbana y el sexo a destajo nos harían eternos, pero no fue así, nos hicieron políticos del hare krishna, burguesones de olla y playa, rapavelas de domingo y vocingleros de la champion. Somos menos limpios por ello, lo reconocemos todos cuando nos encontramos en los vagones del metro, y nos hacemos los locos para no sentirnos carcomidos por la vergüenza de los traidores. Así que, no aguantando más, he decidido apoderar a un púgil de La Elipa, que me han asegurado tiene una pegada letal. Se llama Augusto Rebollo y nació en un lupanar cordobés, como todo el mundo. Hoy me lo van a presentar. Hemos quedado a almorzar el Rey, el Conseller de Educació i Cultura del Govern de les Illes Balears, la duquesa de Medina Sidonia, que Dios la tenga en su seno, y yo, para hablar de boxeo en general y de Augusto Rebollo en particular, pero éste último no es seguro que venga, porque es presidente de una mesa petitoria en el Día Mundial de la Hiperplasia Benigna de Próstata, que se celebra precisamente hoy, ¡qué fatalidad!
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FUMPAMNUSSES!
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
4.12.09
87. El capote de Truman
Avellaneda, biógrafo apócrifo de Tirso de Molina, necio y mendaz juntaletras, nacido en un lupanar de Córdoba, ha muerto esta madrugada. Sentimos en lo más profundo de nuestras almas que la gente muera. El rock'n'roll nos salvó durante algunas décadas, pensábamos que la música tribal, la droga urbana y el sexo a destajo nos harían eternos, pero no fue así, nos hicieron políticos del hare krishna, burguesones de olla y playa, rapavelas de domingo y vocingleros de la champion. Somos menos limpios por ello, lo reconocemos todos cuando nos encontramos en los vagones del metro, y nos hacemos los locos para no sentirnos carcomidos por la vergüenza de los traidores. Así que, no aguantando más, he decidido apoderar a un púgil de La Elipa, que me han asegurado tiene una pegada letal. Se llama Augusto Rebollo y nació en un lupanar cordobés, como todo el mundo. Hoy me lo van a presentar. Hemos quedado a almorzar el Rey, el Conseller de Educació i Cultura del Govern de les Illes Balears, la duquesa de Medina Sidonia, que Dios la tenga en su seno, y yo, para hablar de boxeo en general y de Augusto Rebollo en particular, pero éste último no es seguro que venga, porque es presidente de una mesa petitoria en el Día Mundial de la Hiperplasia Benigna de Próstata, que se celebra precisamente hoy, ¡qué fatalidad!