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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



31.12.09

98. Puntos de fuga


          El fallecido duque de Norfolk dejó en su testamento bien claro a quién debían ir a parar sus miradas de soslayo y sus decaimientos espirituales. La sorpresa entre sus deudos fue tan grande que se agrietaron dos menhires de Stonehedge. La agraciada, Miss Burlington, no cabía en sí de gozo y emitió, cuando finalizó la lectura del testamento en el despacho del abogado Timms, tal alarido de satisfacción, que la bocana del puerto de Nodington ensanchó varios milímetros su embocadura natural. El duque quiso mucho a Miss Burlington, a la que llamaba cariñosamente "mi cerdita". Se conocieron en un viaje que hizo el renombrado noble a las tierras altas de Escocia, donde la muchacha asaba gansos en una alquería cerca de Edimburgo. El duque amaba los gansos y los gansos amaban al duque. Fue un amor instantáneo el que surgió, como llama de linterna minera, entre el aristócrata y la sucia cocinera. Se amancebaron al momento ante la renuencia y mala disposición de la Duquesa, que nunca vio con buenos ojos el concubinato con la, para ella, asquerosa barragana escocesa de su marido. El mismísimo rey, a petición de la Duquesa, instó al Duque a deponer su actitud salaz y escandalosa, pero tras saborear un ganso por la muchacha aderezado y holgar la siesta con ella, mandó decapitar a la Duquesa por alta traición, y nombró consejero real al duque y a la muchacha, camarera de la reina. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

30.12.09

97. Los límites del Aurresku


           El entomólogo alemán Wilhelm Kattwinkel casi se cae dentro de la garganta de Olduvai, de 90 metros de profundidad, en el Serengeti. Buscaba un cromo de la colección "Naturaleza y Vida", el cromo nº 111, sólo le quedaba ése y 221 más para completar el álbum. Era ciego de ambos ojos y cojo de ambas piernas, lo que hacía muy compensador y equilibrado el contoneo de sus caderas morenas y parsimoniosas, muy ajustadas y con gran adecuación para el baile iterativo, bamboleante y adormecedor, propio de las tribus bantúes, a las que su ánimo se adhirió enseguida, al conocerlas el día de la fiesta nacional de Tanzania, el mismo día de su llegada al aeropuerto de Dodoma. Sus piernas cortitas y arqueadas en sentido inverso, sus pantalones cortos para un alemán estándar, pero semi-largos para él, su salacot algo pequeño, pues Kattwinkel sufría de una macrocefalia incipiente, y su impedimenta exagerada, daban a su figura un aspecto casi totémico, cuando menos inquietante para la mayoría de las tribus del Serengeti. Nunca encontró el cromo que buscaba. Sí halló, no obstante, varios cromos de jugadores negros de fútbol, como Gombó, camerunés, N'bengo, mozambiqueño, Munu Dihngué, nigeriano y uno con el escudo del equipo togolés "Los Leones de Lomé". Este último cromo lo cambió por dos pasajes para Ibiza, y ahora disfruta de unas merecidas vacaciones rodeado de la tuna de empresariales de Manises y de dos coimas de Tanzania que se trajo y que le requiebran de amores en swahili varias veces al día.

28.12.09

96. La materia oscura, una visión desde el interior


          Las tres vías de perfección, según Ivenio Trimigesto, eran sólo dos: ser bueno. Pero ser bueno no es fácil. Don Serafín Buendía Colillo, Marqués de la Marome es bueno, tiene terneras en número de mil cien en su finca de Colorado. A todas les regala, porque sí, un mandil a cuadros y una escopeta de aire comprimido. A todas les pone nombres alegóricos. Una ternera (Céfiro Matutino) se enamoró del Marqués y vivieron amancebados en el rancho varias semanas. Después se enamoró otra ternera (Invierno Luctuoso), y luego otra (Ambrosía del Valle), y así sucesivamente en número de mil cien. Don serafín es bueno con todas ellas. Vuelve a regalarles otro mandil a cuadros y otra escopeta de aire comprimido a cada una de las terneras. Don serafín es bueno, como ya queda reseñado, y ovolactovegetariano grado II en la escala de Simonssen. En los ranchos adyacentes al suyo viven personas. También en los no colindantes y asimismo en casi todos los ranchos de los estados sureños. Posiblemente en los del norte, también. Don serafín siempre es bueno, siempre lo ha sido durante toda su vida, casi de manera constante. Yo no sé la cantidad de mandiles a cuadros y escopetas de aire comprimido que llegaron a acumular sus mil cien terneras. Bueno, sí lo sé, pero lo diré más adelante. El desayuno de Don Serafín se rige por el principio de Simonssen, según el cual el desayuno, la ingesta menos importante del día, debe consistir en un rezo y en un estremecimiento por el clima. A rajatabla llevó el Marqués este precepto. Todavía vive este noble de Colorado en su rancho de Colorado. Cada una de las mil cien terneras tiene mil cien mandiles a cuadros y mil cien escopetas de aire comprimido. Hace tiempo que ya Don Serafín, aunque sigue siendo bueno, no les regala a sus terneras ninguna cosa. Se va a morir. Desayuna mucho.

26.12.09

95. Cosas de la edad tardía


          Una antigua creencia medieval decía que los reyes curaban la escrófula, y es absolutamente cierto. El Rey Mariano me la curó a mí y a toda mi familia de pasiegos destemplados. El carácter de la montaña nos ha incrustado en la médula de la razón una especie de sinsabor lácteo y herbáceo que no nos mejora con el tiempo, sino que empeora nuestras costumbres y nuestra forma de relacionarnos, no sólo con los demás pasiegos, sino incluso con los prebostes de la Mesta o con los patriarcas gitanos del Sacromonte o con las panaderas salmantinas o con los fueteros de Vich o con la abogacía plena de Las Palmas o con los tramalladores de Ayamonte o con los verdugos del Maestrazgo o con los yonquis de Orcasitas o con los arquitectos de Ceuta o con mis primos del Circo Nacional de Montevideo. El pasiego, como le pasa a los efectivos de la Policía Montada del Canadá o a la práctica totalidad de los miembros de la Yakuza de Osaka, es sereno en la falacia, obtuso en el trueque y mendaz a la intemperie. Mi madre nació en el Uzbekistán y mi padre en un lugar secreto del océano Índico, pero yo nací en el Valle y soy como he dicho, ni más ni menos. Tengo, como todos estos que me rodean, si exceptuamos las vacas, una nariz prominente con tres orificios, y tiendo al crimen rural de manera asaz exagerada.

23.12.09

94. Monsieur Didier se va a la montaña


          La hecatombe de cien reses bravas en el coso de Lovaina comenzó con la puesta de largo del ganadero, don Sebastián Rodrigálvarez, que ofició las previas exequias en el dispensario de ultratumba de la plaza. Los graderíos rebosaban tragedia por las costuras de los vomitorios. Los clarines se perdían en una algarabía mahometana, sarracena. Cristianos, sí, pero no solos. Moros no, pero tampoco. "La hecatombe, la hecatombe", gritaba el vendedor de aguamaniles. "Vihuelas y clavicordios", gritaba el vendedor de horchata sagrada y sangría abencerraje. Las damas de caridad se desligaban y lanzaban con las medias caídas un número infinito de vivas a la mujer muerta del gobernador. La hecatombe comienza. Los bravíos animales lloran con lágrimas de bambú, se acogen a sagrado en los urinarios de la enfermería, pero sólo hay sitio para tres (el toro Macael, el toro Néstor y el toro Trumann), los demás a la hecatombe. ¡El oficiante, que venga el oficiante! Los monosabios recogeligas se afanan, canturreando la salmodia de palacio, aquélla que reza así: "Los hierofantes, los hierofante, que vengan ya, que las hordas del Bruch necesitan que les declamen la Cábala, lalalá, lalalá". Y la sangre brota lechosa como en ubre de vaca exprimida por Pedrito Urkiza, el del caserío asesino de Coslada. Los toreros fallecen en olor de centuriones. Ya nunca la boda de una hetaira será igual por estos pagos.

21.12.09

93. Ensayos de ingratitud


          El arroz apenas llegaba para todos los frailes de la abadía. Sin embargo, el abad del monasterio persistía en su empeño de guardar una porción nada desdeñable de ese arroz para dárselo a una zorra que deambulaba por los alrededores del edificio. El animal ya apenas se alejaba de la abadía, sabiendo que un fraile todas las mañanas la buscaba y la llamaba mediante agudos silbidos para darle su más que generosa porción de arroz. Mientras tanto el número de frailes descendía alarmantemente, fallecidos de pura inanición. Llegaron a morir de hambre más de treinta mil frailes por la falta de arroz. La zorra, en simétrica proporción, llegó a pesar cuatro mil arrobas. Era una situación insostenible. Cerca del monasterio había unos billares donde una docena de chinos gárrulos y apestosos regentaban el sucio local. Una chinita, llamada Sagrario Piña Matallana, fregaba con sus cabellos de oro las letrinas de los billares y del monasterio. Comía tan poco como los frailes fallecidos, pero como era muy, pero que muy zorra, el abad, de vez en cuando le daba un poco de arroz a la zorra Sagrario. Cuando la zorra zorra se dio cuenta de que el abad alimentaba a la zorra Sagrario, se la comió. Las letrinas de ambos locales de alterne hedían mucho más que mucho a los tres días de la ingestión vúlpica de la china Piña. Éste, y no otro, es el origen del conocido palíndromo.

18.12.09

92. Vinagre de cebolla albarrana


          Los fastos con que conmemoran los abisinios la derrota de su ejército frente al invasor italiano son de una imaginación que ya, ya. Estos fastos son como las croquetas, que algunas crecen y crecen hasta convertirse en severos bastiones de la moral pública, y otras, en su adusta inmovilidad, persisten en su naturaleza de fritanga necia. El cardamomo, arbusto herbáceo y emblema que centra el escudo de la ciudad de Adís Abeba, le da mucho sabor a la masa de las croquetas, y produce un incremento en la calidad de los poemas que estos negros ancestrales perpetran en las espaldas de las núbiles doncellas de las tribus sometidas. Estos poemas comienzan por un lamento de cazadores ante la falta de piezas a cobrar y terminan por un canto lúdico a la luna y a los testículos del tapir salvaje de la sabana. Los abisinios son de pelo ensortijadísimo y poseen once variedades autóctonas de piojos, algunos muy chiquitos y otros grandes y sabios. El Negus nunca ha tenido contacto con el agua y sus once esposas, tampoco. Es por ello que el occidental que visita la cámara real, por algún asunto diplomático, por ejemplo, nota un tufillo como a cardamomo, como a croqueta, que no se sabe explicar de momento sino está avezado en el conocimiento de las costumbres y modos abisinios. En la Italia meridional son muy apreciadas las croquetas de tapir, denominadas en Nápoles croquetas de tapir, así, tal cual.

16.12.09

91. El teatro de Lola Membrives


          Los cementerios, cuando llueve, huelen a muerto húmedo. Los muertos, cuando nieva, huelen a aguijón helado, a témpano afilado y remoto. El frío conserva y arropa la muerte, el frío es amigo del fin. Se muere para acceder al mundo gélido del más allá, al invierno sin final y sin principio, donde nos encontramos unos con otros en una nube helada de desconsuelo. Los muertos se acumulan dentro de nosotros en cuevas inhóspitas, y debemos dejarlos así, nunca abrigarlos, ni tan siquiera con recuerdos luminosos. El calor de la añoranza los descompone, el olvido, en sutil paradoja, los eterniza en su aura ártica e invernal. En la escarcha de sus ojos vacíos, de sus cuencas oxidadas, los muertos conservan el légamo lejano de la última imagen de su vida; es un mínimo cristal de una fragilidad extrema que anima su quietud eterna y que, al romperse por una brizna de calor, los disipa en una carroña inefable, en polvo de nieve innominada. Por eso es bueno para nosotros y para ellos no sustraerlos de su aterida nada. Cuando más pronto que tarde ocupemos su lugar, querremos la paz inmóvil y mineral que nos corresponde, y que la vida remota de los que quedan no invada con sus remembranzas el frío ganado con todo el sudor de nuestra alma mortal.

15.12.09

90. La Liga Hanseática y los guisantes de olor


          En 1973, Los Ángeles eligió al primer alcalde negro. Esto cierto, pero con alguna precisión que no quedó registrada en su momento. No fue en 1973, sino en 1999; el alcalde elegido no era negro, sino rubio y de ojos garzos; y su elección no tuvo lugar en Los Ángeles, sino en Monforte de Lemos, provincia de Lugo. No obstante, hay que valorar este hecho fundamental como un paso de gigante en la difícil consecución de los plenos derechos civiles para la minoría negra gallega y para la mayoría gallega de California. Pero centrándonos en los gallegos de aquí, hay que considerar los diversos tipos de gallegos negros existentes: primero están los negros gallegos oriundos (NGO), después los negros gallegos criollos (NGC), los negros gallegos mestizos (NGM) y por último los andaluces simpatizantes del Betis (ASB). Berthold H. Freeman, coadjutor de la General Motors y pretor de posta en el Camino de Santiago, realizó los cálculos para comprobar la probidad del gallego negro, según su premiada fórmula: NGO x ASB - (NGC : NGM) = 167,5. Y todos contentos, claro. Porque ya podemos respirar con cierta tranquilidad en nuestros viajes de trabajo o de ocio. Yo tengo guardada una camiseta con la cara de Andrés Do Barro. Tengo también un compañero de trabajo que es de Zamora y su madre también. Quiero decir que su madre también tiene un compañero de trabajo que es de Zamora. La madre de mi amigo es una afroamericana de Los Ángeles, CA.

14.12.09

89. Cosmogonía del pene


          Estoy atravesando el mayor bache emocional y anímico de mi vida. He pospuesto varios días la ejecución del dictamen. Me lo comunicaron a través de un free-xmin' el pasado jueves. No necesito exponeros, viejos camaradas, lo que me entró por el cuerpo. Me puse de inmediato en comunicación con Fray Buchanan, pero me dijo que él ya no estaba en eso, que llamara a Lourditas o a Deseada Miñón Cotán. No lo hice, me daba vergüenza, después de lo de Valladolid. El plazo de finalización para la ejecución del dictamen se acerca. Ya ni sé el número de leotardos que me he puesto, y nada. He salido de parranda con mis dos castores para despejar un poco el velo de angustia que me cubre, pero no me ha servido tampoco de nada. En televisión no han emitido comunicado alguno. En la prensa sí, pero en páginas poco legibles. Me llamó ayer Sir Thomas Arlington para una paparruchada, yo creo que sabe o sospecha algo. Me informó el goliardo de Yuste que las aguas estaban calmas en casa del comisionado, pero yo ya no me fío de nada ni de nadie. Cené ayer angulas con Coca-cola con mi madre Juana. Mi padre había ido con Fontanalls a por agua mineral con gas a la taberna. Todo es un caos. Y las corridas de toros que tenía apalabradas con Tonino se van a ir al garete. Voy a huir, creo que no me queda otra. Me da pena tener que dejar Bodas de sangre a la mitad.

9.12.09

88. Serenidades


          Se me viene encima un enjundioso problema que va a abastecerme de ansiedad los próximos meses. Verán ustedes: yo soy camionero, o transportista, como ustedes prefieran, pero sólo de soslayo. La policía de fronteras me conoce de oídas, y la policía metropolitana me supone muerto. Hace unos días, los jefes de la Mesta del Norte me hicieron un encargo por mediación de la viuda Hissman, que yo acepté con sumo placer, pues ahí no hay problemas de plata. A su vez, los beatos de Santa Marta me suplicaron que no lo hiciera, que me llevara de sus cuevas lo que quisiera, pero que no realizara el porte de momento, no fuera que el Señor me castigara con hijos zurdos, o bisoños en cuanto a templanza y temperamento. Pero el pacto tácito con la Mesta norteña ya se daba por iniciado y al volver a la alquería, por si me devolvían el documentario, ellos ya habían partido hacia los mares del sureste continental. Así que doblé por San Aurelio, y en Santa Marta me despedí de la beatería con dolor de corazón. Y aquí me ven ustedes, con el tráiler hasta arriba de cofres, algunos sobradamente radiactivos, otros merecidamente perniciosos y los más, atestados de droga inane para los habitantes de Metrópoli. Pero es que yo sólo transporto de soslayo, no de facto. Eso, tenían que saberlo, pero me dejé llevar por la avaricia o por los vapores del betún de Judea, o yo que sé qué me pasó. ¡Vaya lío!

4.12.09

87. El capote de Truman


          Avellaneda, biógrafo apócrifo de Tirso de Molina, necio y mendaz juntaletras, nacido en un lupanar de Córdoba, ha muerto esta madrugada. Sentimos en lo más profundo de nuestras almas que la gente muera. El rock'n'roll nos salvó durante algunas décadas, pensábamos que la música tribal, la droga urbana y el sexo a destajo nos harían eternos, pero no fue así, nos hicieron políticos del hare krishna, burguesones de olla y playa, rapavelas de domingo y vocingleros de la champion. Somos menos limpios por ello, lo reconocemos todos cuando nos encontramos en los vagones del metro, y nos hacemos los locos para no sentirnos carcomidos por la vergüenza de los traidores. Así que, no aguantando más, he decidido apoderar a un púgil de La Elipa, que me han asegurado tiene una pegada letal. Se llama Augusto Rebollo y nació en un lupanar cordobés, como todo el mundo. Hoy me lo van a presentar. Hemos quedado a almorzar el Rey, el Conseller de Educació i Cultura del Govern de les Illes Balears, la duquesa de Medina Sidonia, que Dios la tenga en su seno, y yo, para hablar de boxeo en general y de Augusto Rebollo en particular, pero éste último no es seguro que venga, porque es presidente de una mesa petitoria en el Día Mundial de la Hiperplasia Benigna de Próstata, que se celebra precisamente hoy, ¡qué fatalidad!

3.12.09

86. Porn symphony


          El abrecartas se hallaba clavado en el cuello de la doncella, atravesándolo de lado a lado. Aun así nos dispensó una educada sonrisa mientras nos recogía el sombrero, el abrigo y los aperos de labranza a mi ayudante y a mí, y nos hacía pasar con un gesto conminatorio de su brazo izquierdo al salón. Allí, con dos disparos en la cara, lo que hacía ciertamente difícil su reconocimiento, nos tendió la mano y nos saludó afectuosamente el barón Ducatti, que nos hizo sentar en el acogedor sofá de cuero rojo junto a la chimenea y nos ofreció una copa de oporto con galletitas. A un lado del escritorio estilo regencia yacía dormida en una otomana la baronesa Ducatti, de la que colgaban sus intestinos hasta la alfombra persa, probablemente debido a los dos tiros a quemarropa que, según nos informó el barón, le había pegado el mayordomo. Pero la baronesa se despertó en seguida, quizás a consecuencia del zumbido de las moscas que pululaban gozosas en el charquito de sangre abdominal de su vestido negro. Recogiendo con gracia su manojo de tripas se levantó y nos saludó con suma deferencia, ofreciéndonos otra copita de oporto, esta vez acompañada de galletas gigantes. Preguntada la doncella por el causante de la agresión, también respondió con plena seguridad haber sido asesinada por el mayordomo. El barón también fue tajante en este extremo: el mayordomo sin duda fue el que le disparó dos veces a la faz. Mi ayudante no cesó en ningún momento de tomar notas. Esa misma noche procedimos a la detención del mayordomo, que confesó, sin presionarlo, ser el autor de la muerte de la doncella y de los varones Ducatti. Igualmente confesó ser el autor de tres novelas bizantinas y de dos entremeses de tema manchego.

2.12.09

85. Panorama actual de la novela histórica


          Erik Satie conoció en su juventud a Jürgen T., transformista muniqués de escasos dos metros de altura, filósofo a ratos y profeta diletante. Le compuso una pieza titulada Foxtrot pour JT una tarde de ajenjo y crepúsculos renuentes en aquel París que, aunque dicen que existió, no existió jamás, o si existió lo hizo de manera inconstante en la mente de algún pintor impresionado, desconocido y rico. Una tarde de grisura otoñal se les unió Dita Rizzo, artista antigua de variedades invariables, alcohólica y divertida. Satie le compuso una pequeña oda sinfónica a la que tituló Sonatina pour Dita. Entre aullidos de gato y maullidos de lobo el amanecer los cazaba fácilmente, derrengados en el césped de jardines prohibidos y húmedos. Una mañana estival de calor agropecuario conocieron a Benny Tibbs, agregado cultural de la embajada americana y nocherniego empedernido. Poco hizo falta para que se uniera al grupo y para que Satie le compusiera una humorística pieza, para ser tocada a cuatro manos, que llevaba por título Chanson pour le Ambassador. Las amistades en el París de entonces no eran sólidas. La cultura francesa y sus costumbres no prestan mucha atención a la amistad, de hecho, en francés no existen las palabras amistad ni amigo. Nadie que yo conozca tiene un amigo francés. Mi mujer es francesa, y mi madre, y mi amante Georgette, y mi hijo Jean-Claude, pero ellos no son mis amigos, ¿para qué?

1.12.09

84. El celibato de Calvino


          Ed Gain, el asesino caníbal de Wisconsin, no nació en Wisconsin, sino en Duluth, Minnesota. De allí salió a los dieciocho años, en 1955, rumbo al sur con su maleta de vanadio y dos docenas de huevos duros como piñones. A los quince años ya se había comido viva a su prima carnal Abigail de cuatro años y un año después al Sargento de West Point, Doug Nash, al que primero mató con un hacha pequeñita. Hasta que salió de Duluth no mató ni se comió a nadie más, que se sepa. De camino a Wisconsin, a donde se dirigía para trabajar en el rancho de una hermana de su madre, se comió a dos chicas de un coro de góspel, a las que mató con una machota nueva, y poco antes de llegar, al dueño de un bar de carretera llamado Curt Bennet, al que estranguló y violó, por ese orden. Ya en Wisconsin, más concretamente cerca de Madison, donde se encontraba el rancho de tía Paulette, lo primero que hizo al verla fue pegarle un tiro y comérsela. En los siguientes seis años mató y se comió a trescientos veinticinco ciudadanos de Wisconsin. No era un buen chico este Ed Gain. Se diría que era una mala persona. En su confesión, que quiso hacer por escrito, cometió innumerables faltas de ortografía y durante la vista eructó y ventoseó sin el menor recato.