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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



19.5.10

146. ¿Qué hay detrás de la tos?


          Las tumbas de los poetas (si no han visto alguna no sigan leyendo) se destacan de las demás por cuatro características primordiales: 1) Tienden a lo octogonal (octogonalidad); 2) Les crecen, cercanas, flores pequeñas, como la Tricophilia; 3) Huelen a chalina, levita y a cabritilla rancia; y 4) Se oye alrededor el trino de pájaros inexistentes. Comprueben lo que digo el próximo domingo: lleven a su esposa o a su marido y a sus hijos a pasear por el cementerio de su ciudad y dirijan sus pasos hacia los restos mortales inhumados de los numerosos poetas que a buen seguro residieron en sus calles. Es natural que para acercarse al mundo de la poesía haya que ser un poco poeta. A veces alguien se cree dotado con el arte de Calíope o de Erato, pero no es un verdadero poeta. Para comprobarlo, sólo tiene que morir y solicitar a un deudo que acuda a su tumba. Si el amigo percibe una cierta rectangularidad de la losa, si atisba alrededor de la fosa tierra seca o arbustos desmedidos, si sólo percibe el aroma de la soledad y el viento, y si cruzan frente a ella vencejos desaforados y ríspidos, entonces debe humildemente hacer encallar el velero de la veleidad artística  de su amigo muerto y suspirar por el bien que hubiera sido, pero que desgraciadamente sólo fue una falsa esperanza.