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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



5.4.10

126. La enemistad entre suizos


          Poncio Brito Muñiz era ortopeda diplomado y quiromante aficionado. Su amigo, Sergio Braña Nava, no cursó estudios, pues a muy tierna edad perdió los brazos en un accidente de globo. Su amistad, basada sobre todo en el gusto de ambos por la cetrería y las artes nigromantes, se vio truncada al aparecer en escena la tucumana Flora de la Luz Salazar Vaquerizo, que enamoriscó a los dos amigos y los enfrentó en una guerra de pasión y celos. Y todo para nada, porque Flora de la Luz marchó pronto al norte con un picador gaditano, Manuel Terrón Morgado, y dejó a los dos anteriormente amigos cultivándose de por vida un odio profundo y enrarecido. El alcalde de Gamolledo, localidad del Bierzo donde vivían Poncio y Sergio, se llamaba Eusebio Hinojosa Hortigón y no había nacido en Gamolledo, sino en una aldea cercana, Turbiana, donde había una venta en la que hacían, según decía mucha gente de la región, el mejor botillo del Bierzo. Al notario Don Luis Rodríguez Limón le gustaba mucho el botillo y venía un domingo sí y otro no con su esposa, Doña Catalina Simancas Nunes, que era nacida en Benavente, provincia de Zamora. Y es que donde esté un buen botillo leonés que se quiten todas las paellas valencianas y todas las mariscadas gallegas, como digo yo.