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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



19.8.11

217. La ceguera como excusa


          En el barrio carmelitano de Saint-Tropez nació, vivió y murió Edmundo O'Banion, irlandés de raza nacido en Drury Lane, a las afueras de Hinckfolds, al noroeste de Dublín. Pasó prácticamente toda su vida en Fez, Marruecos, acogido por una organización sí gubernamental (OSG) de nombre muy difícil de recordar, muy difícil de pronunciar y de objetivos muy difíciles de definir. A los setenta y cinco años murió de un prolapso valvular inespecífico en la plaza del ayuntamiento de Minsk, Bielorrusia. Una vida muy intensa y fértil (ubérrima y prolija, diría yo). Edmundo fue estupendo, huérfano dos veces y aficionado a las peleas ilegales de monjas. Se casó igualmente dos veces consecutivas con la misma mujer sin saberlo. No tuvieron hijos en sus matrimonios, pero sí media docena de nietos muy lindos y todos ellos afamados queseros de bola. Edmundo enviudó, claro está, dos veces a la vez, y vivió retirado del mundo los últimos años de su existencia. Dejó escrito un extenso poemario, tres ensayos sobre la obra de Yun Jin y un tratado sobre la blasfemia en general. En Saint-Tropez tiene erigida una estatua ecuestre frente al palacio Petit-Maître, junto al museo municipal de fetiches. Le fue concedida por equivocación la Legión de Honor, galardón que fue recogido, también por equivocación, por el futbolista borgoñón del Paris Saint-Germain, Adolphe Gullon. Desde la muerte de Edmundo, Francia es más libre, Irlanda más pobre, Marruecos más sucio y Bielorrusia más borracha.