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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



31.8.11

221. La máscara más cara


          La locura tiene en lo cotidiano tantas formas de presentarse que los instantes de cordura quedan velados y sumidos en la urdimbre algodonosa del delirio. Desde los distorsionados pensamientos que elaboramos ante nuestro reflejo en el espejo del baño al comienzo del día, hasta las errabundas fantasías que nos acompañan en la búsqueda del sueño al inicio de la noche, recorremos horas y horas ejecutando visajes, movimientos inconexos, hablando a los objetos cercanos, riendo como bobos cuando nadie nos ve, oliendo nuestras ventosidades con delectación, imaginando mundos que nunca nos pertenecerán y deseando el mal a nuestros congéneres. Actuando en fin como locos sin remisión, como orates de embudo en la cabeza, mirada estulta y lengua protruyente y ladeada.

          Repito:

          La cordura tiene en lo cotidiano tantas formas de presentarse que los instantes de locura quedan velados y sumidos en la urdimbre algodonosa del más preclaro razonamiento. Desde los precisos pensamientos que elaboramos ante nuestro reflejo en el espejo del baño al comienzo del día hasta los encumbrados proyectos que nos acompañan en la búsqueda del sueño al inicio de la noche, recorremos horas y horas ejecutando maduras expresiones, armoniosos movimientos, hablando a nuestros seres cercanos, riendo como hombres inteligentes ante todos, oliendo con asco las ventosidades de los demás e incluso las nuestras, imaginando mundos que nos pertenecen y deseando bienaventuranzas a nuestros congéneres. Actuando en fin como entes lógicos absolutos, como filósofos de nimbada cabeza, sabia mirada y lengua rica en prosodia y elocuencia.



27.8.11

220. Quimeriadas


          Recuerdos de Tucumán, Neruda y sus abluciones, Monterroso aguzando baúles y sospechas, Roa Bastos sucumbiendo vicuñas en la altiplanicie y, mientras, los dictadores sangrando poblaciones indígenas y sometiendo pliegos almizcleros en los depósitos de Río de la Plata o Cartagena. Wilfred Leonardo nace versos jubilosos, Florina Violeta los oye como si oyera nacer iguazúes de lágrimas invertebradas. Ambos se aman en negro y lloran letras sonrojadas que riman en el aire con otras que inventa el guacamayo irritado. La jungla de manglares retorcidos los envuelve o los protege o los aísla del demonio caliginoso del trópico. La lluvia que no cede, el zumbar de los insectos venenosos, aromas de muerte salobre, de ponzoña terrenal, de cantos lujuriosos y sagrados. La luna ya no se ve, o sólo en ciertas oquedades de la costa, a veces nubes de grisalla la fulminan y la hienden con acertijos de muerte. Murciélagos que hipnotizan a la libélula precoz, feroces linces de la noche que persiguen salamandras azules, iguanas empedradas que observan a los hombres violentos y abominables. Todo acontece y nada sucede, el tiempo vuela sólido y se vuelve viento y humo, y el verde, el verde eterno enloquece y se abisma y arremete con la niebla y con la piedra labrada de los dioses innombrables. Los ríos se descuartizan y braman la letanía animal de su historial de asedios. Se revuelven los gritos homicidas con la lava sanguínea de la tierra nunca hollada. La ceguera de Borges se va poco a poco diluyendo en la clepsidra amarilla de la sinrazón cercana, en la desintegración pausada de un continente.

21.8.11

219. Un acercamiento a la prosa de Ken Follett


          Soy dibujante de cómics, bueno, en realidad soy un personaje de cómic que es dibujante de cómics. El que me dibuja, el verdadero dibujante de cómics, también es un personaje de cómic, aunque este hecho lo desconoce. La historieta diaria que ejecutamos tanto él como yo es sin duda muy divertida para cierto sector de la población, gente ociosa en su mayoría: políticos ágrafos, jurisconsultos cesados, ingenieros de pasado réprobo, funcionarios indolentes... Mi vida, como la del que ejecuta mis movimientos en las viñetas con su lápiz habilidoso, está llena de tropiezos físicos y morales, de caídas en el abismo de las pasiones y en los huecos de los ascensores. Desconozco si el que dibuja los movimientos de mi dibujante es un eslabón más de la cadena o es el que dicta la política comercial de esta editorial tan dada al secretismo en sus actividades. Yo, he de confesar, también diseño unas divertidas viñetas en las que un dibujante de cómics, ser atrabiliario y disforme, se ve enredado en alegres y extravagantes aventuras con los mismos personajes que diseña. Considero que al seguir esta tácita tradición no quedo expuesto, no sobresalgo, y permanezco inmerso en la cadencia sin fin que supongo sello característico de esta empresa en la que trabajo. Lo que me sorprende a menudo es la abstracción en la que vivo a veces. Ciertos días no veo los bordes de mi viñeta, no siento el trazo de mi silueta ni el relleno de color de mi cuerpo bidimensionado. En esos momentos me siento libre, me creo dueño de mi destino y me enternece el futuro de mi simpático personaje, al que entonces regalo un inesperado final feliz: una cita con su chica soñada o una pugilística victoria sobre su eterno y grosero rival.

20.8.11

218. Iluminaciones


          Translate this, please:

          "El 30 de octubre de 1863, el capitán Capullo de la Rosa, al mando del Cuarto Regimiento de Coraceros de la Reina entró en la ciudad de Komba, prendió fuego a todas las viviendas de paja y barro de los indígenas, mató a todos los varones, incluidos los niños, violó a todas las mujeres antes de matarlas, incluidas las niñas y las ancianas, degolló a todos los animales, cubrió de sal la tierra de los sembrados, emponzoñó los pozos, orinó y defecó sobre los símbolos totémicos de la tribu y, finalmente, obligó a las cincuenta y dos tribus colindantes a que le rindieran pleitesía y lo aclamasen como dios y emperador vitalicio, sometiéndolas a la esclavitud más espantosa, y todo ello inmerso en un clima de terror y vesania infernales."

          "In 30th october of the year 1863, Captain Blossom-Rose, boss of the Fourth of the Hearters of the Queen came into the Komba city, he burned all the houses of hey and grave of the indigeens, he killed all men, included children, he fucked all women before he killed all of those, included little girls and grand-mothers, he cut the throat of all animals, he put salt on the seed earth, he poisoned the water of the pits, he pissed and shited over the totemic symbols of the tribe and, finally, he ordered to the fifty-two tribes in the neighborhood bring him favour and claimed him like a god and imperator for all the life, and he put them down to pavorous slavehood, all in a weather of terror and helly vesany".

19.8.11

217. La ceguera como excusa


          En el barrio carmelitano de Saint-Tropez nació, vivió y murió Edmundo O'Banion, irlandés de raza nacido en Drury Lane, a las afueras de Hinckfolds, al noroeste de Dublín. Pasó prácticamente toda su vida en Fez, Marruecos, acogido por una organización sí gubernamental (OSG) de nombre muy difícil de recordar, muy difícil de pronunciar y de objetivos muy difíciles de definir. A los setenta y cinco años murió de un prolapso valvular inespecífico en la plaza del ayuntamiento de Minsk, Bielorrusia. Una vida muy intensa y fértil (ubérrima y prolija, diría yo). Edmundo fue estupendo, huérfano dos veces y aficionado a las peleas ilegales de monjas. Se casó igualmente dos veces consecutivas con la misma mujer sin saberlo. No tuvieron hijos en sus matrimonios, pero sí media docena de nietos muy lindos y todos ellos afamados queseros de bola. Edmundo enviudó, claro está, dos veces a la vez, y vivió retirado del mundo los últimos años de su existencia. Dejó escrito un extenso poemario, tres ensayos sobre la obra de Yun Jin y un tratado sobre la blasfemia en general. En Saint-Tropez tiene erigida una estatua ecuestre frente al palacio Petit-Maître, junto al museo municipal de fetiches. Le fue concedida por equivocación la Legión de Honor, galardón que fue recogido, también por equivocación, por el futbolista borgoñón del Paris Saint-Germain, Adolphe Gullon. Desde la muerte de Edmundo, Francia es más libre, Irlanda más pobre, Marruecos más sucio y Bielorrusia más borracha.

11.8.11

216. Vieiras y zamburiñas


          La tarea del escritor es, en síntesis, mirar atrás como si lo hiciera hacia delante. El cometido, su cometido, es la mentira encubierta, vivir inmerso en el disfraz de la verdad, verdad escueta o alambicada, pero falsa por sus tres lados, ya saben, el lado trágico, el lado mágico y el lado lógico. La verdad por escrito es la entelequia que nace en Maguncia tras los trabajos manuales de Gutenberg. Si sus quehaceres se hubieran dirigido a la fabricación de un horno de pan de eficiencia inigualable, no existirían ni el libro ni los escritores, sólo escribas, amanuenses y rico pan por toda Europa y otros lugares. Entre una barra de pan y un libro, no lo duden, elijan la barra; pero entre un libro y una noche con alguien, tampoco lo duden, elijan la barra de pan. Gutenberg no supo lo que iba a suponer su invento. Si lo hubiera llegado a sospechar se hubiera introducido en el primer horno panadero que hubiera tenido cerca. El conocimiento expandido hasta los últimos rincones de la tierra constituye la auténtica democratización de la estupidez humana. El conocimiento verdadero no se transmite, queda en secreto, si acaso fluye en un limitado grupo de elegidos ensamblados por el mismo vínculo existencial. Los masones primigenios eran constructores-artesanos, elaboraban con sus manos sistemas físicos concebibles que enajenaran sus músculos, mientras sus magines ecuménicos elaboraban las ideas no escritas ni difundidas en papel alguno. Y es que los masones han comido desde siempre mucho y rico pan.

4.8.11

215. Trasplante de auroras


El arco iris que nimba un horizonte infinito y gris.
El aroma penetrante del mar cercano.
Gaviotas como alondras, sus conductas desquiciadas por el fragor de la tormenta pasada.
Poco a poco volverán al compás sereno de su vuelo.
Una brisa húmeda envolviendo y amasando el último calor de septiembre.
Silencio.
Buques fantasmas en el cielo empedrado de nubes nerviosas.
Nadie en la arena fría, nada más allá de las olas.
Y en este ámbito deambulo descubriendo a cada paso planetas emocionantes algunos, de una tristeza nueva otros, pero todos solitarios.
En esta frontera móvil la mar levanta su falda de volantes y descubre al viento sus piernas de coral, su carne salobre y abisal.
Y yo la miro sobrecogido y algo avergonzado, y sigo hollando la arena con mis pies descalzos de peregrino.
No tengo santuario a donde llegar, mis pasos me llevan solos a paisajes que no busco ni rechazo, algunos me deslumbran y otros me asolan.
Pero sigo sin encontrar a nadie, a otro caminante.
Nadie sigue mis pasos.
No persigo nada ni a nadie.
Comienzo a tener frío, mucho frío.
Mis pies se hacen más lentos cada vez.
Va cayendo la noche, he de encontrar algún refugio.
El cielo se torna de un color metálico, como el de un revólver recién disparado.

2.8.11

214. La carne de ternera


          Cuando yo nací nació él también, pero yo nací en un lugar tan distante de donde nació él como lo estaría el lugar donde él nació de aquél en el que nací yo. Al estar los dos, él y yo, en el mismo sistema espacial dimensional, las distancias, los tramos de recorrido continuo fueron y serían siempre vectorialmente similares. Por tanto, nacimos en una dimensión temporal (la más endeble metafísicamente hablando) similar y también era similar la dimensión espacial (similar no, exacta), pero nacimos en lugares diferentes. Lo que parecería una perogrullada, una idea fácil de entender por todas las categorías mentales, no es tan asequible a poco que hundamos el buril en la vitela. La dimensión témporo-espacial es de carácter laxo, baladí y muelle. No están unidas. La física dudó unas décadas y sigue sin aseverar la incompatibilidad de ambos conceptos; a la física le faltan redaños y un par de ecuaciones esclarecedoras. La incertidumbre y el caos están muy bien para ganar algún Nóbel, pero no ayudan a viajar en el tiempo; las branas y el nonión también pueden hacerte con la dirección de algún departamento en la Max Planck, pero no te transmutarán a Palermo desde Innsbruck en diez millonésimas de segundo. Por tanto el alcalde de Lozoya (era él a quien me refería, sí, aquél que nació en el mismo instante que lo hacía yo), mi compañero dimensional, mi atrabiliario émulo en ignotas coordenadas, ha de morir en parte cuando yo muera y en parte moriré yo cuando muera él. Creo que esto queda sumamente claro, al menos yo lo he entendido bastante bien.