+

FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



1.10.09

68. Vivencias del Preste Juan


          Suena el órgano y la mandolina acosada. Se oyen los nenúfares secos crepitar bajo las botas militares. Las madres de Pontevedra son las portadoras de enfermedades lacustres que no requieren cuidados especiales para su curación definitiva. Pero se siguen oyendo los órganos acosados y la mandolina crujir bajo las botas manufacturadas con nenúfares muy secos. La música gallega nace de la sangre de la lamprea en Holanda y vierte sus sones por el Camino de Santiago el Grande, el Inconcluso. Así son las cosas, Agustín; así son te pongas como te pongas y te pongas lo que te pongas: ponte la mantilla ocre de la Santa y lo verás; ponte la casulla y la boina talar y no lo verás. Agustín, oh Agustín querido, supón por un instante que te ladran las reatas de teckers del Baronet, ¿qué harías y hacia dónde huirías, imbécil? La ley no es para ti lo que para mí sí es. En fin, voy a poner la mesa que hoy tengo invitados: los Freeman y las hermanas Tanner. Les voy a sorprender, pues voy a matar a una de las Tanner poco a poco, creo que nos divertiremos, Agustín. A los postres estaremos tan borrachos como los goliardos zamoranos de entreguerras, pero ¿qué te voy a contar que tú no sepas, Adrián?

No hay comentarios:

Publicar un comentario