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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



13.10.09

72. El suicidio de las consonantes


          El conde de Palma de Santinelli (1616-1631) vivió pocos años, apenas quince, tres lustros de los cuales dos los pasó encamado debido a una erupción cutánea muy virulenta e invalidante. Este mal dérmico le hacía experimentar un prurito generalizado tan atroz que gritaba de una manera demoniaca noche y día, lo que provocó que una lavandera del castillo, llamada Coralina Batastiatto, se fuera a trabajar más al norte, hacia la parte lindante con los Lagos. Luego, al poco tiempo Coralina se casó con Ruscolo Taninno, traimador de narguillas muy estimado en la comarca, y tuvieron seis hijos, todos sanos y vivos, cuatro hembras y dos varones. Cuando a Ruscolo le daba por beber, pegaba soberanas palizas a su familia, y su familia le pegaba después a él, en una proporción de 7 a 1, lo que hizo que el traimador Taninno dejara la bebida con cierta prontitud. Cuando el conde falleció, la dermatitis dejó de picarle. Uvaldo Ceferinni, botánico y asaltador de tumbas, profanó la del conde a los dos años de su óbito, llevándose los huesos a su laboratorio y haciendo con ellos, tras su pulverización, los famosos polvos del conde de Palma de Santinelli, que tan beneficiosos han sido desde entonces para mitigar el picor que producen las lesiones provocadas por las astutas y peligrosas narguillas en la zona de los Lagos.

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