Ingredientes:
Un ajo landio.
Una breva.
2 decilitros de Ponche Soto
Caballero®.
2 lampreas terciaditas (3kg cada
una, aprox.)
Un chorreoncito de sirope de
reno.
El caldo de haber cocido algo
azul, un litro aprox.
Una cabeza de vaca sin limpiar
Una pizca de pan rallado salvaje.
Hierbas de ciudades lejanas sin
medida.
Un par de medias de Lana Turner.
Algo de unto de yak.
1 decilitro de jarabe soso.
Un ramo de flores de luna.
Música afrocubana (para la salsa,
claro está).
Unas gotas de filtro nº11 para
enamorar prostitutas gallegas.
1 Kg de patata nueva (o 2, ya
veremos).
Sal, Gorda, y regresa con sal
fina.
Pimienta serrana, que yo te
quiero.
Tiempo de preparación:
Es muy difícil saberlo, depende de tal cantidad de factores externos a
la condición de chef, que
sería una falta de profesionalidad por mi parte inducirlos a error. Pongamos
que para seis comensales el tiempo podría estimarse, sabiendo que nos
equivocamos con total seguridad, entre aproximadamente once horas y once meses.
Dificultad:
Fácil, cualquier niño, incluso los pobrecitos niños nemonitas de nivel
IVc, según la escala de Tadeschi, podría realizar esta receta con la minga.
Precio:
Por supuesto, según mercado, pero no nos alejaríamos mucho de los once
euros por persona y día, aunque podríamos hacer trueque, simonía, latrocinio o
permutas dolosas con los infames tenderos de los abastos municipales.
Información nutricional
No sabría qué decirles, yo pienso que es un plato sanote, como plato
único. Ahora sí, si luego se hartan ustedes de criadillas de moro o de potaje
de falotillos, no digo yo que no sobrepasen luego el nivel de carbohidratos,
lípidos, etcétera, pero eso ya es cosa suya, yo poco o nada he de ver en eso,
hasta ahí podía llegar la broma, ¡mecagonlá!
Modo de preparación
La pimienta serrana y el ajo landio se sofríen mirando
fijamente la sartén y pestañeando poco, lo mínimamente necesario para que no se
nos chamusquen las córneas. Embadurnaremos la breva con la sal fina que trajo
la Gorda y la dejaremos hasta que llegue el momento de emplatar. Las lampreas
(sin limpiar, esto es importante) se embuten con la papa nueva hasta que no
podamos embutir más (por eso dijimos 1 o 2 Kg de papa, porque dependía en
extremo del tamaño de la lamprea) para posteriormente añadirlas al sofrito de
pimienta y ajo landio. Mezclamos el filtro de amor y el Ponche Soto Caballero®
con una madera gorda de barco y se lo echamos a las lampreas. Para la salsa
meteremos en la túrmix el sirope de reno, el caldivache de haber cocido
cualquier cosa azul y la cabeza de vaca (sin limpiar, también algo importante).
Me dirán algunos tiquismiquis que no les cabe la cabeza de vaca en la batidora,
pues a mí sí, y si me cabe a mí le puede caber a cualquiera. Es cuestión de
comprar una túrmix más grande. Mientras suena el ruido del pequeño
electrodoméstico ponemos a toda hostia el cd de música afrocubana y bailamos
con ardoroso frenesí sin salir de la cocina. Ahora sí ya es hora de tomarse un
vermut (se lo puede usted tomar mientras baila). Aumente la potencia al fogón
de las lampreas hasta que le duela la mano (a usted, las lampreas carecen de
extremidades superiores, son muy focomélicas, mucho más que las focas). Ahora
metemos todas las hierbas urbanas que tenemos coleccionadas de nuestros viajes
por lejanas ciudades en las medias de Lana Turner (este último ingrediente se
puede localizar con facilidad en la siguiente página web: www.mediasdelana.com)
y untamos con cuidadito el resultado de nuestro relleno herbáceo con el unto de
yak y lo empanamos mal con el pan ralladito (ya saben que sólo tenemos una
pizca). Es hora de sacar las lampreas.
Emplatado
Por un lado tenemos las dos lampreas, por otro, las dos medias de Mrs.
Turner con las hierbas empanadas, la salsa de cabeza de vaca por otro lado y
por último la breva saladita. Pues bien, con la hachuela destrozamos la lamprea
hasta que queden unos cien daditos de pescado que amontonaremos en una gran
fuente de loza fina. Posteriormente rodearemos la montaña lampreica con
delgadas tajadas del embutido vegetal en que quedaron convertidas las medias de
Lana. Con la salsa de cabeza vacuna bañamos las rodajas empanadas. Por último
colocamos la breva salada en la cima de la montaña del troceado de lamprea y
con mucho cuidado le volcamos encima un chrorreón del jarabe soso que nos
faltaba y que intentaremos que rezume desde la breva a la lamprea sofrita y
troceada. Por último, adornaremos con flores de luna los bordes de la fuente y
ya estaremos en disposición de llevar a la mesa este sencillo plato que sabe
mezclar con finura y elegancia la tradición de nuestra antigua cocina con las
más sugerentes innovaciones de la modernidad. Que les aproveche.