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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



22.7.11

212. ¿Es viable un socialismo zoomorfo?


          La espina de la lubina (Dicentrarchus labrax) se me clavo a las diez de la noche, a las doce acudí al hospital, allí me dieron un homenaje seguido de una cena a base de lubina y mero antiguo: la segunda espina de lubina pues, se me clavó alrededor de las doce y media de la noche; acudí a un segundo hospital de color celeste, allí me agasajaron de nuevo y de nuevo hubo lubina para amenizar los postres: se me clavó pues, una tercera espina de lubina a las dos de la madrugada, más o menos. Esto ocurrió hace tres días. Lo que me preocupa mucho es el poco interés que mi problema con las lubinas despierta en todos ustedes. Les importa muy poco. A mí me interesan todos sus problemas. Me preocupa que a Íñigo Maza Villapando se le duerman las muelas del juicio cuando pesca; me conduele el olor a masa frita que expelen a cualquier hora los poros de Ifigenia Juárez Lillo; mi tristeza se suma  a la de Dimas Tortajada Tortajada cuando no puede dejar de pellizcar bacinillas de loza en Pascua Florida; sufro mucho con los exabruptos soeces que ha de escuchar impenitente el tonto de Sigüenza, Manolillo López Toribio, cuando ha de bajarse (no lo puede evitar) los calzones en misa de doce; lloro cuando pegan a Mingo Pérez, el cantante gay de "Los Margaritos Locos" y lo dejan maltrecho en las cunetas de las carreteras de Lanzarote; y así podría seguir días y días, pero a ustedes, lo sé, les importa una higa mis problemas con las lubinas. ¿Por qué no les importa? Díganmelo, ¿por qué?