La inspiración se fue a las 18 horas cuarenta y seis minutos del día 4 de febrero de 2010. Desde entonces soy un contingente de vísceras que topa y retopa con las esquirlas de la grisura. No espero que regrese, como no regresa nunca el segundo amor. Tengo empezada mi gran obra, apenas unas cuartillas; también llevo mediada la peor; las dos quedarán inconclusas. Al marchar la inspiración a no sé dónde la acompañó el entusiasmo; es la causa de que no sufra la ausencia y que me rodeen estímulos indolentes, ligeros y vagos. Es más lenta mi frecuencia respiratoria, sudo con menor profusión y siento lo justo para no ceder a la melancolía, aunque la desidia intenta seducirme con vaporosa insistencia. La enorme extensión de conciencia, antes habitada por mil ideas fervientes y restallantes, ahora es un vasto erial sin apenas una brisa que la altere. Lo que se va no ha de volver. Nada regresa. Todo se proyecta hacia fuera. Es el sino molecular de todo lo que es, el big bang que se expande glorioso. Mi inspiración anda tan lejos como los clamores tribales del hombre prehistórico. Fue divertido mientras estuvo conmigo e hicimos grandes cosas juntos. Es por tanto el momento de convertirse en cínico, de usurpar el genio con el método, de disfrazar de excelencia lo anodino, de glorificarse en el símbolo, de ensalzar el disimulo, de inventar palabras y frases hueras, de darle forma a la nada con la nada y de ganar montañas y montañas y montañas de dinero.
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FUMPAMNUSSES!
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.