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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



25.7.11

213. La clave está en mi rebeca


          Tengo un hijo que pesa lo que su talla no mide y posee un coeficiente intelectual que tuerce dos o tres veces las velas de mi noche. Porque duermo todo lo mal que su existencia me pide, y me agrada pensar que su felicidad es el anverso de algo que no tengo o que no sé que tengo. Él crecerá en dudas y deseos y yo reduciré mi genio y mis fueros a la nada de su injusticia leve e inocente. Me pierde día tras día en un trasiego de palabras inconclusas y vanas, palabras que esconden frases hirientes, maliciosas y humanas, frases que dejan entrever pensamientos grandes e incompletos, pensamientos que demuestran los colores del hombre que será algún día. Mi hijo será futuro cuando yo sucumba al presente que lo aprisiona. Nos entendemos y nos comunicamos como lo hacen los estorninos con los fresnos centenarios. Puede que amemos las mismas cosas pero con quantums de amor diferentes. Nos echamos muy mal de menos y con trampas. A veces su risa me perdura mucho más que a él mi secular intemperancia. No sé si algo le he enseñado que le haya reportado un solo beneficio a su vida (creo que no), espero que tampoco haya aprendido vicios incontrolados o conductas sediciosas de mi mundo ambivalente. Con su sufrimiento me distraigo porque no lo considero, es algo que me deja sin anhelos. No lo contemplo como algo posible. El sufrimiento de mi hijo es algo indebido, no concertado, algo helador y enajenante. Algún día sé que nos veremos, mejor dicho, sé que algún día nos reconoceremos, no sé si en una dimensión aún no descubierta o en un refugio para desolados o en un recinto para gente que ríe. De cualquier forma no hará falta ni el abrazo.

22.7.11

212. ¿Es viable un socialismo zoomorfo?


          La espina de la lubina (Dicentrarchus labrax) se me clavo a las diez de la noche, a las doce acudí al hospital, allí me dieron un homenaje seguido de una cena a base de lubina y mero antiguo: la segunda espina de lubina pues, se me clavó alrededor de las doce y media de la noche; acudí a un segundo hospital de color celeste, allí me agasajaron de nuevo y de nuevo hubo lubina para amenizar los postres: se me clavó pues, una tercera espina de lubina a las dos de la madrugada, más o menos. Esto ocurrió hace tres días. Lo que me preocupa mucho es el poco interés que mi problema con las lubinas despierta en todos ustedes. Les importa muy poco. A mí me interesan todos sus problemas. Me preocupa que a Íñigo Maza Villapando se le duerman las muelas del juicio cuando pesca; me conduele el olor a masa frita que expelen a cualquier hora los poros de Ifigenia Juárez Lillo; mi tristeza se suma  a la de Dimas Tortajada Tortajada cuando no puede dejar de pellizcar bacinillas de loza en Pascua Florida; sufro mucho con los exabruptos soeces que ha de escuchar impenitente el tonto de Sigüenza, Manolillo López Toribio, cuando ha de bajarse (no lo puede evitar) los calzones en misa de doce; lloro cuando pegan a Mingo Pérez, el cantante gay de "Los Margaritos Locos" y lo dejan maltrecho en las cunetas de las carreteras de Lanzarote; y así podría seguir días y días, pero a ustedes, lo sé, les importa una higa mis problemas con las lubinas. ¿Por qué no les importa? Díganmelo, ¿por qué?

21.7.11

211. Bestiario 04


          CRONCK: De la estirpe de los estilitas célibes es, a su pesar, de aspecto seductor y ciertamente altanero en su porte. Algo caballuno nace de sus rasgos faciales, toscos pero tendentes a la pereza en la mirada de miope imaginativo y fantasioso. Es, claro está, homínido y tremendamente hábil para elevarse por fustes y columnatas; allí permanece horas y horas entre triglifos y metopas, asalamandrado en los tímpanos vetustos de los templos semiderruidos, vigilante y acigüeñado en los pináculos de las iglesias claustrales. Las mujeres se persignan tres o cuatro veces cuando lo ven y se confiesan indefectiblemente el domingo siguiente. Cronck y sus congéneres provocan sin quererlo y sin aprovecharse de ello tumultos hormonales en las mujeres que los contemplan. Visten con decencia antigua, no son beligerosos, rezan de continuo y de continuo sollozan; son esos sollozos los que provocan un estertor de pena honda en los corazones femeninos y los que en ciertas mañanas de primavera hacen que más de una mujer se arroje a un pozo tan hondo como la pena que las empoza el alma. Los Cronck no pueden evitarlo, pero cada vez que se enteran de algún suceso triste provocado por la simple existencia de sus vidas no se tiran a un pozo, claro, pero tapan con estiércol de buey varias chimeneas de fábricas cercanas. Los primeros griegos los echaron, los segundos también. Cuando murieron los terceros griegos, regresaron y subiéronse a los templos hasta el día de hoy. Hay censados unos once mil, aunque yo creo que hay más.

14.7.11

210. El amor del coronel Cebolla


          Se me van pasando los días, las horas y los minutos. No tengo meses ni años. Soy Hortensia T. Lichmann y no conozco el nombre de las cosas más cercanas, conozco sólo el nombre equivocado de ciertas cosas lejanas y ajenas a mi condición de rea de muerte. Maté en dos ocasiones a gente desconocida, cuyo nombre no me decía nada. Soy Hortensia T., la del portentoso don, la hija de la noche, la ubicua, la reidora, la afrentosa, la hacedora de prodigios, la eterna musa del pecado, la de los dientes de porcelana, la del sexo seco e inaccesible. Soy Hortensia (Hidrongea macrophylla), como mi madre y como mi abuela. Soy descendiente de súcubas imperiosas que dormitaron con jenofontes y tácitos y trazaron los diagramas del futuro pavoroso. Soy la muerte venidera, soy mi propia muerte, soy la víctima siguiente, la que va a venir. Mi muerte no redimirá nada, gracias al cielo. Será una muerte blanca como la hortensia y negra como las agraces uvas de Tracia. Una muerte eternamente dolorosa y alegre como lo son todas las muertes. Maté para estar entre los muertos, viví para matar y morí para vivir. Sigo sin nombrar las cosas con la corrección necesaria. La palabra siempre viva. La muerte siempre Hortensia.

13.7.11

209. Fucking times


          En una chaise longue tornasolada de un verde ajado, casi gris, hierática, apoyada en su codo izquierdo y con la mirada perdida, inmóvil, reposaba Elizabeth Farren, futura condesa de Derby. A su lado, en un sillón Luis XV torpemente restaurado, se sentaba con cara de preocupada actitud Gonzalo Jiménez de la Espada, orientalista enjundioso y amante veraz de todo aquello que oliera a japonés. A su izquierda, en una austera silla estilo regencia se revolvía algo incómoda Marta Hegemann, pintora alemana expresionista de la Nueva Objetividad. Frente a ella, en una confortable silla de cuero beige modelo Barcelona disponía su voluminoso cuerpo Peter Senerchia, luchador profesional estadounidense, más conocido con el seudónimo de Tazz. En un chester de cuero negro de dos plazas, al lado de Tazz, se hallaban el uno al lado del otro, Luis Walton, empresario mexicano, radicado en Acapulco y Claudio Apolinar, obispo de Frigia, más concretamente obispo de la diócesis de Hierápolis. La amplia sala que los acogía presentaba un aspecto muy austero; paredes desnudas y pintadas de un blanco como el que se ve en la esclerótica de los caballos de Dresde. Tan sólo un cuadro ocupaba la parte superior de una de las paredes, justamente la que detentaba en su centro una chimenea de alabastro verdinegro. El cuadro, a treinta y cinco centímetros de la parte superior de la chimenea citada, la de alabastro verde, representaba en cuadrículas exactas, las veinticinco formas canónicas de golpear a un mudo. Frente a la chimenea, la de alabastro verde, se encontraba la puerta de entrada y, a la sazón, también de salida. Sir Nicholas Talmuddy no pudo acudir a la reunión. Ni Agnus Nïn. Tampoco pudo F.E.W. Nisroel. La vida sigue en el cuartel.

11.7.11

208. La seguridad ante todo


          Soy ácaro de felpudo, y me llamo Jonás. Soy huérfano de padre y mi madre es una liberal asimilada a la facción más radical, es casi una ácara ácrata. Mi niñez fue variopinta, aunque nunca salí de este asqueroso felpudo. Tengo amigos de aquella época, pero todos son judíos. Mi juventud no estuvo mal, aunque me enamoré de una acarita que me dio calabazas, me abandonó y marchó lejos con un acarón enorme de grandes bigotes y cuernos ensortijados, muy rico y poderoso. Sufrí mucho y me hice ácaro de una secta mendicante. Los ácaros guardamos pocas relaciones estables entre nosotros, nos place más el contacto afectivo con especies distintas y distantes. De hecho, a mí me sacó de la cosa ésta de los frailes mendicantes una ladilla preciosa muy procaz (nunca supe qué diablos hacía la sensual criatura en el manto lanudo del hermano Petrucciani y nunca se lo pregunté, habiendo otro tipo de ubicaciones más acorde con sus característica raciales); el caso es que me sacó de la orden limosnera a base de quiqui limpio. No me enamoré pero me sirvió para olvidar y para madurar notablemente. Ya tengo edad de formar una familia y creo que eso es lo que voy a hacer. Pero es que me atraen muy poco las ácaras que conozco. He vuelto al felpudo. Me presentaron el otro día a una pioja exquisita, de muy buena familia, y con unas tetas...

207. Los orígenes del mondadientes


          La inspiración se fue a las 18 horas cuarenta y seis minutos del día 4 de febrero de 2010. Desde entonces soy un contingente de vísceras que topa y retopa con las esquirlas de la grisura. No espero que regrese, como no regresa nunca el segundo amor. Tengo empezada mi gran obra, apenas unas cuartillas; también llevo mediada la peor; las dos quedarán inconclusas. Al marchar la inspiración a no sé dónde la acompañó el entusiasmo; es la causa de que no sufra la ausencia y que me rodeen estímulos indolentes, ligeros y vagos. Es más lenta mi frecuencia respiratoria, sudo con menor profusión y siento lo justo para no ceder a la melancolía, aunque la desidia intenta seducirme con vaporosa insistencia. La enorme extensión de conciencia, antes habitada por mil ideas fervientes y restallantes, ahora es un vasto erial sin apenas una brisa que la altere. Lo que se va no ha de volver. Nada regresa. Todo se proyecta hacia fuera. Es el sino molecular de todo lo que es, el big bang que se expande glorioso. Mi inspiración anda tan lejos como los clamores tribales del hombre prehistórico. Fue divertido mientras estuvo conmigo e hicimos grandes cosas juntos. Es por tanto el momento de convertirse en cínico, de usurpar el genio con el método, de disfrazar de excelencia lo anodino, de glorificarse en el símbolo, de ensalzar el disimulo, de inventar palabras y frases hueras, de darle forma a la nada con la nada y de ganar montañas y montañas y montañas de dinero.

206. La caspa de Hugo


Estoy hasta los prepucios de la música cubana.
Estoy hasta los prepucios de la mística cubana.
Estoy harto de los prepucios de la mística cubana.
Estoy harto de los negocios de la mística cubana.
Estoy harto de los negocios de la mística arriana.
Me voy harto de los negocios de la mística arriana.

El Trío Matamoros y Beny Moré.
El Beny Matatríos y Los Moros Moré.
El Moré Benymoros y El Trío Mata.
El Matabenys y el Moré Morostrío.
El Morosbeny y el Trío Matamoré.

Cuando salí de Cuba.
¿Cuándo salí de Cuba?
Cuando de Cuba salí.
Salí de Cuba. ¿Cuándo?
¿Cuba? ¿Cuándo? ¿Salí?

Y luego llegó Fidel.
Y egolu gollé Delfí.
Y güelo guelló Felid.
Y luoge logel Lifed.