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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



26.10.09

74. Los payasos de la tele


          La dicotomía noema/noesis llevó a Edmund Husserl, astrólogo iraní de reconocida fama, a un suicidio precoz y pequeñito, como las brujas enanas de La Toja. Estas enanas brujas suicidas se apiñan en espeluncas tenebrosas y gritan de manera no desaforada, pero sí ostentosa e irritante. A los niños del balneario se les advierte de estos extraños sucesos cuando llegan, pero aun así vomitan de espanto en las noches de gallega galerna al oír el estremecedor sonido que emiten las diminutas brujas tojeñas en sus rituales suicidas. Edmund Husserl pasó en La Toja once días en 1964, pero no fue para tomar las aguas, nada de eso, fue para saludar al cura de la ermita de San Caralampio, y para emborracharse con él con un orujo que maceraba el eclesiástico en sus propias ingles, proceso éste que le daba al aguardiente un cierto saborcillo a queso de tetilla pasadito. El estruendo de las enanas no llegaba hasta la ermita, gracias a Dios. Allí tan sólo se oía el croar melodioso de las ranas gigantes de las charcas del lindante y lindo campo de golf del Gran Hotel de La Toja, establecimiento hostelero muy apreciado por todas las familias reales de Europa y por casi todos los tiranos uruguayos. A los norteamericanos les da grima ir a los balnearios europeos, creen que se les meterá por el culo alguna larva portadora de la peste negra o algunos pelos de pinceles de pintores prerrafaelitas. Bueno, de cualquier forma, si van a La Toja no dejen de probar las filloas de lamprea, muy buenas para conservar la fe en la existencia de Dios y para imprimir en nuestros corazones la esperanza en una vida dichosa después de la muerte, siempre que nuestras obras hayan sido buenas, claro está.

15.10.09

73. Tarsicio es un buen testigo


          Simone de Beauvoir, como es de todos conocido, no obtuvo su primer orgasmo hasta los 39 años, orgasmo provocado por su unión carnal con el escritor estadounidense Nelson Algren. Para el americano fue el orgasmo nº 13.962 y no precisamente uno de los más memorables. Conoció a la francesa durante un torneo de bádminton en Surrey, en el que Nelson obtuvo un honroso undécimo puesto en la clasificación. Simone, abandonando a su marido, Jean-Paul Sartre, frente a una nutritiva bandeja de canapés de ruibarbo con rábanos dulces de Madrás, se dirigió al escritor americano y le propuso la coyunda de manera directa y gesticulante, ya que no sabía hablar inglés. Él, sorprendido, dijo sí varias veces, y ambos se dirigieron disimuladamente a las caballerizas. Allí se amaron durante dieciséis minutos y cuarenta y cinco segundos, tiempo más que suficiente para un coito en territorio británico. El bádminton necesita mucha resistencia aeróbica. Los cristaleros de Bristol manejan unas raquetas especiales llamadas nuffies que, manteniendo la forma clásica de la raqueta de bádminton, poseen una especie de trencillas acabadas en diminutas campanillas y dispuestas en el cabo del mango que, durante el desarrollo del juego, dejan en el aire un lírico y algo disonante concertino que recuerda el crepitar de las alas de libélula en lo más profundo de nuestros sueños.

13.10.09

72. El suicidio de las consonantes


          El conde de Palma de Santinelli (1616-1631) vivió pocos años, apenas quince, tres lustros de los cuales dos los pasó encamado debido a una erupción cutánea muy virulenta e invalidante. Este mal dérmico le hacía experimentar un prurito generalizado tan atroz que gritaba de una manera demoniaca noche y día, lo que provocó que una lavandera del castillo, llamada Coralina Batastiatto, se fuera a trabajar más al norte, hacia la parte lindante con los Lagos. Luego, al poco tiempo Coralina se casó con Ruscolo Taninno, traimador de narguillas muy estimado en la comarca, y tuvieron seis hijos, todos sanos y vivos, cuatro hembras y dos varones. Cuando a Ruscolo le daba por beber, pegaba soberanas palizas a su familia, y su familia le pegaba después a él, en una proporción de 7 a 1, lo que hizo que el traimador Taninno dejara la bebida con cierta prontitud. Cuando el conde falleció, la dermatitis dejó de picarle. Uvaldo Ceferinni, botánico y asaltador de tumbas, profanó la del conde a los dos años de su óbito, llevándose los huesos a su laboratorio y haciendo con ellos, tras su pulverización, los famosos polvos del conde de Palma de Santinelli, que tan beneficiosos han sido desde entonces para mitigar el picor que producen las lesiones provocadas por las astutas y peligrosas narguillas en la zona de los Lagos.

9.10.09

71. Panteones de España


          No sé si en alguna ocasión he hablado de la flor de arsénico o del agua mercurial, si así ha ocurrido les pido disculpas. Soy químico y farmacéutico por la Universidad de Salerno, el mismo centro de enseñanza donde se doctoró la primera ginecóloga de la historia, Trótula de Salerno, en el año 1050 aproximadamente. Y del alumbre nitroso o de la sal de Júpiter, ¿he hablado? Si así fuere les pido nuevamente disculpas. Soy médico y botánico por la Universidad de Palermo, centro de enseñanza donde cursó sus estudios de humanidades en el año 1392 el primer extraterrestre del que se tiene constancia verdadera, de nombre muy difícil. De lo que sí estoy seguro de haberles a ustedes hablado, selecto ramillete de mentes piadosas y eruditas, es de la serie de aspavientos enfermizos que desplegaba mi tío favorito, el tito Testes, cuando era presa de sus ataque de clorosis. Mi tito Testes era oriundo de Cangas de Onís, aunque toda su vida vivió en el norte del Camerún con mi tita Garuña, oriunda del norte del Camerún y donde vivió todo el tiempo mientras estuvo viva. Al morir (mi tita Garuña) marchó (sí, mi tita, la muerta) a Cangas con sus primos (mi tita era del Camerún, pero tenía primos asturianos, ¿qué pasa?), también muertos, pero no les fueron bien los negocios (a mi tita y a sus primos), y ella (mi tita) volvió de nuevo a los tablaos, de donde nunca tuvo que haber salido.

6.10.09

70. Ellos deben ser gigantes o así


          Princesa notó algo parecido a las cosquillas (pudieran ser comezones o pequeños tumbos vibrátiles) en las zonas posteriores de las rodillas, también denominadas corvas en ciertos lugares de la provincia de Madrid (como por ejemplo los alrededores de Robledo de Chavela), y entonces supo que se hallaba probablemente enamorada (o ciertamente encendida de una pasión benéfica y tierna), pero a la vez pudiera ser que la combinación de licores ingerida (Licor 42 o 43, no recuerda, con Red Cul o Bull, no recuerda) fuera la causa originaria de esa extraña sensación en sus miembro inferiores (piernas en su denominación habitual y mayoritaria en toda la Sierra Oeste madrileña, a excepción de Robledo de Chavela, donde se las denomina de otra manera que ahora no recuerdo, se me escapa de la memoria, lo siento). Princesa, pues, tras la fiesta o tras el tiempo de asueto merecido (ya que no todo va a ser trabajar, ellas es enfermera y camionera de bajura) se encuentra probablemente enamorada o ebria, o enamorada y ebria, que todo puede ser. Se halla, de cualquier modo, moderadamente feliz, pero no ve a hombre alguno que le haya provocado el sentimiento amoroso; lo único que ve a su lado izquierdo es un cebú hermoso y orlado con confeti en sus cuernas asimétricas. Él (el cebú) la invita a conocer Laponia, ella acepta. Nadie nunca más los ha vuelto a ver, jamás.

2.10.09

69. Talking about sex


          El espliego ensoñador se desliza por los senderos oscuros y oblicuos de la colina. Alejadas, las casas somnolientas se desvanecen en la incierta aurora dorada, casi de oropel. La tibieza del aire se adueña de la campiña entera como señora y reina de feudos verdes, amarillos y olorosos. La estación estalla de tomillo, lavanda y mejorana, la alondra surge y resurge de la fronda, una nube atolondrada vaga solitaria e inexperta en un cielo que se aleja raudo de la palidez hacia un vórtice de azules presagiados. Todo ocurre en un suspiro, en un instante de intenso movimiento, de eléctrica vibración. Un alhelí cede bajo el aliento de la libélula, la genista difumina en un ínfimo piélago polinizado su pequeña alma amarilla. Todo se confunde en el orden selecto y natural, en la vida de las cosas, en el tenue concilio vegetal, animal y mineral. Me gusta imaginar que lo que siento fluye hacia abajo y hacia arriba, y que el óleo del pintor ha creado veladuras y matices exclusivos en mi representación, tan exclusivos como los que utiliza para el velo de la doncella, para la brizna de hierba que el viento dispersa por los campos, para el rayo de sol que penetra en la cabaña pequeña, allá en el bosque tierno y frondoso de abedules.

1.10.09

68. Vivencias del Preste Juan


          Suena el órgano y la mandolina acosada. Se oyen los nenúfares secos crepitar bajo las botas militares. Las madres de Pontevedra son las portadoras de enfermedades lacustres que no requieren cuidados especiales para su curación definitiva. Pero se siguen oyendo los órganos acosados y la mandolina crujir bajo las botas manufacturadas con nenúfares muy secos. La música gallega nace de la sangre de la lamprea en Holanda y vierte sus sones por el Camino de Santiago el Grande, el Inconcluso. Así son las cosas, Agustín; así son te pongas como te pongas y te pongas lo que te pongas: ponte la mantilla ocre de la Santa y lo verás; ponte la casulla y la boina talar y no lo verás. Agustín, oh Agustín querido, supón por un instante que te ladran las reatas de teckers del Baronet, ¿qué harías y hacia dónde huirías, imbécil? La ley no es para ti lo que para mí sí es. En fin, voy a poner la mesa que hoy tengo invitados: los Freeman y las hermanas Tanner. Les voy a sorprender, pues voy a matar a una de las Tanner poco a poco, creo que nos divertiremos, Agustín. A los postres estaremos tan borrachos como los goliardos zamoranos de entreguerras, pero ¿qué te voy a contar que tú no sepas, Adrián?