Paul Churches es un señor inglés con aspecto de chamarilero hondureño o de asesino leve de Melilla. El aspecto es de suma importancia para los que nos dedicamos a la investigación criminal por cuenta ajena. Todos los detectives de aquí semejamos ser detectives de otro lugar y todos denotamos un cierto vestigio pisciforme, es verdad, tenemos aspecto de pez, aunque llevemos revólver y sombrero, y aunque bebamos bourbon y calcemos mocasines Kenny's. Mr. Paul Churches es calvo pero tiene coleta occipital, eso sí, muy grasa y teñida de lila. No suele usar sombrero ni paraguas y habla con acento marcadamente guaraní. Su niñez, he sabido, la pasó en el Paraguay, siendo su madre agregada cultural de la Embajada Británica en Asunción. Tras la muerte de Mrs. Churches en un lamentable accidente doméstico con una depiladora biónica, el joven Mr. Churches regresó a Londres, donde su padre, el viejo Mr. Churches regentaba un próspero negocio de jardinería zen. Desde entonces el joven Paul es investigado. No sabemos por qué, nadie nos ha contratado a ninguno de nosotros para tal fin, pero el caso es que lo investigamos de todas formas, de manera continua y con gran entusiasmo en nuestras pesquisas. Todos los investigadores de Londres nos reunimos una vez a la semana en la sede del PICOL (Colegio Oficial de Investigadores Privados de Londres) donde exponemos y debatimos nuestros hallazgos sobre la vida y obra de Mr. Paul Churches. En la última de nuestras semanales sesiones llegamos a una serie de puntos irrebatibles y consensuados por una mayoría cualificada sobre el asunto Churches, que resumimos en el siguiente decálogo:
1.) Afirmamos, junto a Nietzsche, que la vida sólo es soportable cuando asumimos la idea irrefutable y consoladora del advenimiento de la muerte.
2.) El tiempo es el concepto más demoledor de cuantos la mente humana ha creado.
3.) Todos los dioses son verdaderos, absolutamente todos.
4.) Sin una idea ecuménica de la Humanidad, la Humanidad está llamada a ser el sumo error de la Creación.
5.) El amor, como concepto, es irrevocable, pero como instrumento, es veleidoso, fútil e innecesario.
6.) La violencia es inversamente proporcional a la bajeza ética o moral de las sociedades que la instituyen.
7.) El marxismo es la hegemonía del satanismo como el liberalismo es la hegemonía de la cirugía judeocristiana.
8.) La literatura es libertad ficticia, pero la ficción no es libertad literaria.
9.) Nacemos para perpetuar todo aquello que nos apasiona destruir.
10.) Si el alma tuviera forma, la ciencia ya lo hubiera averiguado.
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