+

FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



8.4.13

288. La zorma del hapato



          A las 14.30, hora local en Östersund, ciudad de la región sueca de Laponia, un comando compuesto por once chinos armados con fusiles automáticos y piezas de mortero ha secuestrado a un grupo de ciudadanos en un centro comercial del centro de la ciudad. Los fines perseguidos por el grupo terrorista son hasta el momento desconocidos, ya que no han emitido ningún mensaje ni se han puesto en comunicación con las fuerzas del orden que rodean el recinto comercial desde que el hecho fue conocido. Se sabe, sin embargo el número exacto de asaltantes porque fueron vistos jugando al fútbol en el cercano parque de Frösön en la tarde de ayer, cuando pidieron al equipo local (Los Sputniks de Östersund), que suelen entrenar en las inmediaciones del referido parque, que les dejaran jugar con ellos, porfa, a lo que los solidarios jugadores de los Sputniks no opusieron mayores inconvenientes. Eran once porque jugaron todos, y además se corrió el rumor de que posiblemente fueran terroristas porque dejaron toda su impedimenta bélica al lado de la fuente de la sirena, cuyos pezones otra vez algún desaprensivo ha pintado con rotulador colorao, a más de pintarle con un rotu negro una pelambrera más que menúa a la susodicha sirena en el punto hipotético donde la sirena, si no lo fuera, tendría los órganos sexuales. La obsesión genital de este grupo autóctono de gamberros, porque son de aquí, fijo, es extrema. La pasada semana, en el bello frontispicio de nuestro emblemático museo Jamtli, aparecieron pintados 264 penes de todas las formas y colores imaginables, algo repelente y grotesco, aunque la vedad sea dicha, visto desde lejos, desde por ejemplo la tienda de renos de Torgensenn y según el momento del día (aunque aquí los días duran la hostia) el floripondio de pollas del museo queda guapo, guapo. Las ciudades, como entes protectores de apoyo intersocial, van desapareciendo, dando origen a otro concepto que dinamita la solidaridad inherente al carácter gregario humano, y que de paso a la adhesión y advenimiento de cualquier grupo disidente que abandere conductas agresivas, antisociales y ciertamente disgregadoras o incluso inmorales. La ética se desurbaniza, sin obtener por ello un futuro agropecuario que compense su derrota (quiero decir que la vuelta al campo no representa solución alguna, el campo y el mundo que sugiere murieron para siempre), y si no, miren ustedes a estos chinos cabrones, que qué se les habrá perdido en Laponia, donde básicamente sólo hay renos asqueroso y un frío del carajo. Los chinos ya están trayendo más problemas de los que se llevan (en una proporción 3:1), al menos en Östersund han traído uno muy gordo con la vaina esta del secuestro, porque los lapones, aunque suecos son unos pollabobas y lo digo con conocimiento de causa porque yo, aunque catedrático de ética en la Universidad Metropolitana de Estocolmo, nací en un pueblito de Jämtland, es decir soy lapón hasta los cornetes; y no sólo porque lo diga mi padre y mi esposa sino porque es verdad, soy un pollaboba y además soy uno de los secuestrados por los putos chinos estos. Esta mañana se me ocurrió ir al centro comercial a por rulos para mi suegra, a por dos suspensorios para mi suegro, a por un sensor de acueductos, a por carne de reno adobada con carne avinagrada de alce, a por coñac barato para los cubalibres de ron, a por lápices fosforescentes, a por una diadema para mi esposa y a por gusanas para cebo. Un chino me ha dicho en un sueco sin acento que me baje los pantalones.