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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



17.11.11

234. Una nación gitana


          Hace un día gris, un día de metrónomos oxidados, un día de noviembre antiguo. Siento que exudo otoños por todos los poros, que voy dejando a mi paso un reguero de nostalgias que estallan como pompas de jabón. Hace un día de plomo frío, áspero, un día de nubes mal encaradas, desafiantes. Hace un día de lluvia inexistente, un día para nacer de nuevo, para morir otra vez. De los abetos desciende el pavor de la colmena, el viento ondea verdores de jungla donde antes el amarillo quemaba el pico de los jilgueros. Noviembre pone nombre a cada torre, a cada veleta, despide a las cigüeñas con un desprecio certero y cubre con un sayo de hojarasca la vergüenza de un verano remoto e inaudito. Los números del cielo se entreveran con los signos de la tierra, los horizontes se rompen y enloquecen, los rumores de la mar se hunden a veces, a veces se hielan en un iceberg de grises desgarrados. Es el otoño, es el noviembre del presagio oscuro y helador del invierno, el mensajero inarmónico, disonante y horrísono de los días inexorables. 
          Hoy es un día gris, nuboso, desabrido, un día para acabar de una maldita vez con la esperanza.