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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



30.6.11

205. Metáforas blanditas


          Érase una vez que se era un escarabajo azul que quería convertirse en un escarabajo que pareciese azul, pero que en la medida en que el observador de escarabajos se acercara o acercase, en realidad fuera de color magenta. Su deseo se hizo realidad gracias al hada Martita Pleguezuelo que se encontró con el protagonista de nuestro cuento en un enclave misterioso del Bosque Encantado nº 2. Mortimer, el juglar atolondrado, perdido en dicho enclave de dicho Bosque, llegó a observar el hecho inaudito de la conversión del escarabajo azul en escarabajo que pareciera o pareciese azul pero que en realidad era de color magenta. Lo vio y lo glosó en unas letrillas a las que posteriormente puso música (o musicó, o musicalizó) y dio a conocer por todos y cada uno de los pueblos del contorno. El escarabajo, nuestro escarabajo protagonista, oyó una noche la bella, salmodiosa y alegre cancioncilla de Mortimer. ¿Cómo sabía el juglar atolondrado el hecho inaudito que le aconteció con el hada M. P. en un enclave misterioso del Bosque Encantado nº 2? Marchó, pues, con raudo afán en busca del juglar, al que no pudo alcanzar dada la enorme velocidad que desarrolla un juglar caminando (más aún si éste es atolondrado): 127m/min., en comparación a la de un escarabajo medio, independientemente de su color: 0,73m/min. Con el hada tampoco pudo dar pues la destinaron al Bosque Encantado nº 3, hecho que el escarabajo desconocía. Y colorín colorado, este cuento tan poco esclarecedor y que nada aporta a la mejora del género humano en ningún sentido, ha acabado.

          (Dedicado al mayor de los hermanos Grimm, de nombre Jacob, el que siempre iba con gorrito).

29.6.11

204. El noble intruso


          Y nombraron a tres hombres buenos para llevar a término el encargo del Alto Tribunal. El primero de ellos se llamaba Caracuel y reía como ríen los animales nocturnos cuando otean cualquier cosa menos el horizonte; el segundo se llamaba Icaza y lloraba como las mujeres de Buda cuando se quemaban los antebrazos con las ollas de té; el tercero se llamaba Antúnez y bebía aguardiente como los cazadores de erratas de las editoriales vaticanas. Los tres dispusieron de un día para sus deliberaciones. Sólo les ocupó un cuarto de hora llegar a un acuerdo. Rellenaron los documentos, los lacraron y estamparon el sello de la procuraduría. Caracuel dedicó el resto del día a reír, Icaza a llorar y Antúnez a beber aguardiente. Al final de la larga jornada les pagaron y cada uno marchó a su casa. El cadalso se levantó en pocas horas. La ejecución se llevaría a cabo al amanecer. Caracuel, Icaza y Antúnez asistirían a ella en calidad de agentes judiciales vicarios. Caracuel se vistió de teniente de húsares para la ocasión; Icaza vistióse con el uniforme de gala de los Carabineros; y Antúnez fue con su atuendo de Capellán Castrense. Tras la ejecución sumarial marcharon, como era costumbre, a casa de Lola Jaramillo a desentumecer sus conciencias y a que las pupilas de Lola sosegaran sus confusos sentimientos de culpa con besos y caricias mercenarios, pero que producían efectos similares a los verdaderamente amorosos.

23.6.11

203. La mitra de hule


          Es necesario que digamos "no" tres veces al día: una por convicción, otra por necesidad y otra más por veleidad o capricho. Son necesarios en nuestra vida la ofensa recibida, el estupro consentido y un acto de cobardía ilimitada. En el enamoramiento hemos de experimentar un primer amor, un amor maduro y un primer amor maduro, por ese orden. Tendremos tres hijos: uno será perverso, otro posesivo y un tercero deficiente. Las fases de nuestra existencia las dominarán la insidia/envidia en primera instancia, el egoísmo/astucia en segunda instancia, y el odio/locura en tercera y última instancia. Igual que nacemos tres veces, a saber: el nacimiento a la vida, el nacimiento a la muerte y el nacimiento a la duda, igualmente moriremos tres veces, a saber: la muerte física, la muerte metafísica y la muerte ecuménica. Podría continuar enumerando tríos de circunstancias vitales que dibujan nuestra existencia, pero NO voy a hacerlo. Este "NO" es de la tercera categoría, un no veleidoso, un capricho de negatividad. Me quedan todavía dos más antes de que den las doce.

17.6.11

202. Yo soy menonita


          Me fijo en el frunce de tu entrecejo y en la bóveda dorada de tu frente, asimilo poco a poco los surcos por donde sudas y lloras, me recuerdo en tus orejas pequeñas rodeadas de frondosa placidez, tu nariz quebrada e insolente, tus ojos decidores y ahora brillosos, que sufrieron y que muy pronto reirán, tu boca enmarcada que nunca cesa, me sumo en tu cuello, en el que quepo y sueño, tus pechos que duermen primaveras y recuerdan rotundas victorias; me observa severa la discreción de tu sexo, oscuro y sabio, sabedor de pocas e importantes cosas; tu espalda sinuosa, agreste, de simetría deslazada, esa espalda que aturde valentías y caricias; y tus nalgas sellan mis manos a su piel de tacto enajenado; si tus brazos de ternura poderosa me someten como a un niño, tus piernas dulces y peligrosas me doblegan como a un hombre, este hombre que besa tus pies de porcelana antigua, este hombre cegado por la luz de tus manos musicales, de tus manos hacedoras de milagros.

16.6.11

201. Emi, Goti y Cañamón


          Santo Domingo Savio, santito italiano nacido muerto a los 14 años, fue, es y será ejemplo de precocidad napolitana e intelectiva. Nacido muerto en Porto Allegrini, cerca de Rimini, cursó estudios de kindergarten en Polentza di Mare y acometió los grados parvularios en la Scola Annormale del Pater Piocopolo, en Mennara. Desde la fecha de su nacimiento, el occiso Dominguito olía mal, pero hacía milagros, muchos de los cuales fueron incomprendidos en su época. Llenaba de pobres las puertas de los conventos de la Lombardía; creó de la nada miles y miles de menesterosos que iba depositando en los claustros y abadías mencionados. Curaba la afonía de las canzonetistas más promiscuas y salaces, disolvía sinagogas a mucha distancia, promovía disidencias en palacio, amaestraba zarigüeyas y tapires, trocaba el haz en envés y hacía que los leprosos bailaran motetes y gigas. El día de su segunda muerte, acaecida un lunes de otoño en San Pietro della Bregna Preta, todo Nápoles se puso en fiesta y el Etna exhaló una nube casi mágica de un color entre cobalto y cromo, que adquirió en el firmamento la forma de una góndola llena de cuervos y damajuanas. Dios lo acogió en su seno a las 14.25 y ya estaba en el cielo a las 16.31. Fue beatificado y santificado por el Papa Sancho Nono en el año mil y pico.

4.6.11

200. Mi tío Samuel


          La vergüenza de Tota Oña, marquesa de las Vaguadas, era una vergüenza antañona, medieval, casi carolingia, yo diría incluso que era una vergüenza mesolítica. Y no es para menos, y verán ustedes porqué: resulta que Tota tonteó una primavera con Queco Ostiz, barón de L'Orville-Leduc, allá en la época coincidente con su más tierna juventud, cuando iba con su madre, la condesa de la Bastilleira, a pasar los meses calurosos a Farnadeiros, villa lucense lindante con San Xiao do Camiño. Allí, y tras el devaneo gallego con Queco, una galerna de las que hacen época dio un vuelco a la vida de Tota: dos mil marineros de bajura murieron en la tempestad, millones de pulpos aparecieron rotos y maltrechos muy lejos de la costa, cerca de Cacabelos, provincia de León, el maestre de los gremios coraleros de Baloira apareció degollado en la taberna de Mariazorriña, y la totalidad del mejillón huesudo desapareció como especie y como manera de entender la vida. No es, por tanto, necesario insistir en cómo la vergüenza acompañó desde entonces la triste vida de Tota y la de todos los que la rodeamos y malquisimos.