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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



28.8.10

172. El cancionero romaní (Extracto)


          Los truenos perturbaban intensamente a Nicephoro Phocas, un emperador de Bizancio poco conocido, quizás por su carácter atrabiliario y personalidad mechada y trufada de mediocridad. Mi madre solía decir, ya desde los tiempos en que nadaba en el líquido amniótico de su útero, que yo tenía una manera de ser bizantina. Fíjense ustedes en la clarividencia de la mama. Ya, en los primeros colegios de los que fui expulsado, los tutores exponían claramente entre las causas de la sanción mi bizantina propensión al exabrupto y a la violencia de género neutro. Mis continuas entradas y salidas de correccionales siempre fueron generadas por pequeños hurtos bizantinos (las entradas) y por bizantinas discusiones en las penas impuestas (las salidas). Bizancio y su corte siempre fueron mi norte en la vida. Los hechos vitales de Justiniano, Teodora, Valente, Basilio, incluso del amigo Nicephoro Phocas fueron las luminarias que iluminaron con su luminosa luz la oscuridad de los más oscuros años de mi oscura juventud. Carecer de contactos en Estambul, no tener antepasados en Constantinopla, no haberse extasiado en la contemplación del crepúsculo en el Bósforo, no haber establecido un principio de acercamiento con algún giróvago de Capadocia, en fin, no tener ni una ráfaga de Bizancio en la mirada es algo dramático para cualquier cristiano o para cualquier musulmán. En los envases de Phoskitos®, en la parte donde se consignan los valores energéticos de los diversos componentes del pastelito, se hallan las claves de la cuestión que estamos analizando. Si ha de haber un resurgimiento del Imperio Bizantino, es por ahí por donde hay que empezar. No lo duden.