Primera parte del silogismo: el universo es algo asqueroso. Es lo más asqueroso que existe, ya que si es verdad lo que acabo de decir, si es verdad este aserto (es decir, la primera parte del silogismo, si es que consigo formular la segunda parte del mismo, ya que si no lo consigo no sería un silogismo, sería otra cosa, como, por ejemplo, una tautología imprecisa o un sofisma carencial), si es verdad, decía (que se me va el santo al cielo), que el universo es asqueroso, ello implicaría que sería "lo más asqueroso", porque, aunque cualitativamente hubiera algo más asqueroso, que seguro que lo hay (por ejemplo un agujero negro deshilachado o la nata fermentada en las comisuras de un buey de Kobe), el universo, al ser tan inimaginablemente grande, tan acumulativo en sus dimensiones, ganaría cuantitativamente la partida.
Segunda parte del silogismo: la hulla galesa posee un poder calorífico muy superior a la hulla de la cuenca del Nervión. Aquí, en esta premisa, no tengo nada que añadir; las cosas son como son; para demagogias ya nos basta y nos sobra con Mosén Agustí.
La conclusión: la conclusión (se ve desde lejos) no será lógica sino paragógica, y la dejo en sus manos. Les daré una pista: hubo en Versalles un jardinero de nombre Maurice, que fumaba una mezcla de tabaco antillano y polvo de dinamita. Su cabeza rodó, como tantas otras, en la plaza de la Concordia. Si Jacques Derrida hubiera deambulado por las calles de París en los tiempos de la Comuna, no se hubiera derramado tanta sangre, o tal vez sí, pero de otra manera.