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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



23.8.10

169. Todos somos estadounidenses


          A mí es que las especies en vías de extinción (EVE de aquí en adelante) se me importan una higa, mayormente. Si las EVE se hallan en tal situación será porque la madre o la tía naturaleza así lo cree oportuno, ¿no? Además, si existen las EVE es porque seguro que existen las EVP (especies en vías de progreso). Qué afán, el del ser humano, de interrumpir el curso natural de las cosas. El topo arlequín peruano (Topus peruanensis) desapareció en 1902 sin que el ecosistema andino sufriera una merma perceptible. Lo mismo ocurrió con otras especies, que ya sólo habitan en el recuerdo de algún nostálgico zoólogo: la medusa lapa, el vencejo ojizarco, el ciempiés turdetano, el pez sifón, la culebra dulce o la ballena mosca. Todas estas fueron EVE hasta que pasaron a ser EE (especies extinguidas). ¿Y qué? Lorrie Moore, en una de sus novelas, propone la idea de la creación de establecimientos de restauración especializados en recetas de EVE. Si la clientela sale satisfecha tras degustar una rica mousse de oso panda o una contundente caldereta de manatí, la demanda generaría una conducta social proteccionista hacia esas EVE con la consiguiente asignación presupuestaria por parte del estado para la creación de departamentos encargados de la protección y conservación de estas ricas y nutritivas especies. Con todo ello se concluye, por tanto, que las EVE hay que comérselas por su propio bien, aunque a mí todo esto me la trae al pairo, como ustedes comprenderán.