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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



29.8.10

173. Una estampa floral desvaída


          Al fin deambulo por la caverna iluminada. El cuero de mis ataduras, endurecido por el tiempo y por el sudor de mis miembros, ha experimentado un cambio inusitado hacia la elasticidad, y ahora puedo desplazarme por la cueva, tocar sus paredes, absorber en mi piel sus humedades. Han sido treinta años de inmóvil desesperanza, acurrucado en el rincón más desolado y oscuro. Sé que sigo encarcelado, sucumbido, atrapado, pero siento que respiro un aire nuevo, renovado; ya no inspiro el agrio humo del rencor ni el denso aroma de esa lobreguez adusta de la desdicha. La distancia que alcanzo en mi nueva situación no me permite echar a volar a través de los gruesos barrotes del ventanuco, pero sí llegar hasta ellos, agarrarlos y elevarme para ver un bosque, un horizonte, un grupo de acacias que bordean un camino empedrado y soleado. Y todo esto ha ocurrido como ocurren los actos más negligentes de la naturaleza, con la espontaneidad del rayo, con el sordo espasmo del trueno, con el premioso temblor del seísmo. Nada y todo ha cambiado. Todo y nada.

28.8.10

172. El cancionero romaní (Extracto)


          Los truenos perturbaban intensamente a Nicephoro Phocas, un emperador de Bizancio poco conocido, quizás por su carácter atrabiliario y personalidad mechada y trufada de mediocridad. Mi madre solía decir, ya desde los tiempos en que nadaba en el líquido amniótico de su útero, que yo tenía una manera de ser bizantina. Fíjense ustedes en la clarividencia de la mama. Ya, en los primeros colegios de los que fui expulsado, los tutores exponían claramente entre las causas de la sanción mi bizantina propensión al exabrupto y a la violencia de género neutro. Mis continuas entradas y salidas de correccionales siempre fueron generadas por pequeños hurtos bizantinos (las entradas) y por bizantinas discusiones en las penas impuestas (las salidas). Bizancio y su corte siempre fueron mi norte en la vida. Los hechos vitales de Justiniano, Teodora, Valente, Basilio, incluso del amigo Nicephoro Phocas fueron las luminarias que iluminaron con su luminosa luz la oscuridad de los más oscuros años de mi oscura juventud. Carecer de contactos en Estambul, no tener antepasados en Constantinopla, no haberse extasiado en la contemplación del crepúsculo en el Bósforo, no haber establecido un principio de acercamiento con algún giróvago de Capadocia, en fin, no tener ni una ráfaga de Bizancio en la mirada es algo dramático para cualquier cristiano o para cualquier musulmán. En los envases de Phoskitos®, en la parte donde se consignan los valores energéticos de los diversos componentes del pastelito, se hallan las claves de la cuestión que estamos analizando. Si ha de haber un resurgimiento del Imperio Bizantino, es por ahí por donde hay que empezar. No lo duden.

27.8.10

171. Tierna muerte, acude a mí


          El torso acorazado de turbio mármol. La pétrea faz de emperador de vacuas pupilas mirando los confines de su imperio. Y la mosca verde en la punta de la nariz. Una mosca verde de museo, sabia en el estático arte estatuario, docta en gestas de terracota, en estampas de gestas heroicas. Ella pone, intermitente, los puntos orgánicos y efímeros sobre las íes de las piedras labradas, inorgánicas e imaginativas de los hombres. También pulsa y recorre los trazos y veladuras de pinceles remotos en telas multicolores de profunda bidimensionalidad. La mosca verde de museo es de mansa condición, y silenciosa, y respetuosa con los climas, con las luces y con las sombras, con las zonas atonales y secretas de las salas. Duerme siempre en los recovecos del yelmo de la armadura que nunca falta. Anida en las esquinas de los cálidos tapices. Y su corta vida la aprovecha en infinitos vuelos, en gozosas estaciones donde, poco a poco, va adquiriendo los conocimientos propios de su especie. La mosca verde de museo es muy difícil de ver. Yo tan sólo la he visto una vez. Fue en el museo del Hermitage de San Petersburgo una mañana muy fría de noviembre, en la sala dedicada a los prerrafaelitas. Observaba una pequeña tela de Tertius Minguenet titulada "Ondina embalsamada", cuando percibí que la parte central de la diadema de la bella ninfa fluvial vibraba y salía volando: esmeralda disipada, verdoso fulgor volatilizado en un instante mágico, irrepetible, inolvidable, eterno.

24.8.10

170. El mejor amigo de don Juan Carlos


          Primera parte del silogismo: el universo es algo asqueroso. Es lo más asqueroso que existe, ya que si es verdad lo que acabo de decir, si es verdad este aserto (es decir, la primera parte del silogismo, si es que consigo formular la segunda parte del mismo, ya que si no lo consigo no sería un silogismo, sería otra cosa, como, por ejemplo, una tautología imprecisa o un sofisma carencial), si es verdad, decía (que se me va el santo al cielo), que el universo es asqueroso, ello implicaría que sería "lo más asqueroso", porque, aunque cualitativamente hubiera algo más asqueroso, que seguro que lo hay (por ejemplo un agujero negro deshilachado o la nata fermentada en las comisuras de un buey de Kobe), el universo, al ser tan inimaginablemente grande, tan acumulativo en sus dimensiones, ganaría cuantitativamente la partida.
          Segunda parte del silogismo: la hulla galesa posee un poder calorífico muy superior a la hulla de la cuenca del Nervión. Aquí, en esta premisa, no tengo nada que añadir; las cosas son como son; para demagogias ya nos basta y nos sobra con Mosén Agustí.

          La conclusión: la conclusión (se ve desde lejos) no será lógica sino paragógica, y la dejo en sus manos. Les daré una pista: hubo en Versalles un jardinero de nombre Maurice, que fumaba una mezcla de tabaco antillano y polvo de dinamita. Su cabeza rodó, como tantas otras, en la plaza de la Concordia. Si Jacques Derrida hubiera deambulado por las calles de París en los tiempos de la Comuna, no se hubiera derramado tanta sangre, o tal vez sí, pero de otra manera.

23.8.10

169. Todos somos estadounidenses


          A mí es que las especies en vías de extinción (EVE de aquí en adelante) se me importan una higa, mayormente. Si las EVE se hallan en tal situación será porque la madre o la tía naturaleza así lo cree oportuno, ¿no? Además, si existen las EVE es porque seguro que existen las EVP (especies en vías de progreso). Qué afán, el del ser humano, de interrumpir el curso natural de las cosas. El topo arlequín peruano (Topus peruanensis) desapareció en 1902 sin que el ecosistema andino sufriera una merma perceptible. Lo mismo ocurrió con otras especies, que ya sólo habitan en el recuerdo de algún nostálgico zoólogo: la medusa lapa, el vencejo ojizarco, el ciempiés turdetano, el pez sifón, la culebra dulce o la ballena mosca. Todas estas fueron EVE hasta que pasaron a ser EE (especies extinguidas). ¿Y qué? Lorrie Moore, en una de sus novelas, propone la idea de la creación de establecimientos de restauración especializados en recetas de EVE. Si la clientela sale satisfecha tras degustar una rica mousse de oso panda o una contundente caldereta de manatí, la demanda generaría una conducta social proteccionista hacia esas EVE con la consiguiente asignación presupuestaria por parte del estado para la creación de departamentos encargados de la protección y conservación de estas ricas y nutritivas especies. Con todo ello se concluye, por tanto, que las EVE hay que comérselas por su propio bien, aunque a mí todo esto me la trae al pairo, como ustedes comprenderán.

22.8.10

168. Voluptuosa Jennie


          Diocles, auriga famosísimo en su tiempo, era nacido en Hispania. Ganó 1.462 carreras durante su larga trayectoria profesional, y se retiró en el año 146 d. C., cumplidos los 42 años. Su fortuna alcanzó la cifra de 35 millones de sestercios. Roma lo adoraba. Su dorado retiro en Marsilia, no obstante, duró algo menos de un año, pues el emperador Diocleciano le obligó a aceptar el cargo de procónsul en la región de Tracia. Diocles, sin ninguna experiencia en asuntos diplomáticos, consiguió sin proponérselo enemistar a las tribus de la costa con los clanes de la montaña, originando a la postre una guerra civil en el territorio tracio que diezmó la población y desestabilizó esa importante zona del Imperio. Llamado a Roma con premura, el emperador lo humilló frente al Senado, arrancándole personalmente los cingulae de la fibula y obligándole a volver no al circo en calidad de auriga, sino al anfiteatro en calidad de gladiador. En su primer combate perdió el ojo derecho y el brazo izquierdo. En su segundo y último combate perdió el ojo izquierdo y el brazo derecho. Manco y ciego, pero con su fortuna intacta, intentó volver a Marsilia, pero la tríada capitolina formada por Júpiter, Juno y Minerva, dispuso que una tempestad devorara la embarcación en que Diocles intentaba escapar de su negro destino. El desastre ocurrió al norte de la isla de Córcega, a cuatro millas marinas del cabo Orsini, cerca del pequeño puerto de Montecaffino, pueblecito donde diez siglos después nacería el insigne poeta corso Ariosto Ariani.

18.8.10

167. El ciervo y la gusana


          Precisemos con concreción prusiana el lugar exacto de la colina en el que ubicaremos el estandarte. No vale cualquier punto. Ha de ser un punto que equidiste de otros puntos. La estrategia y la logística de armamentos establecen las reglas canónicas que nunca se deben vulnerar. En la batalla de Aquatteri, el dogo Ulpiano Casavetti consintió en el desabastecimiento de grano en la ciudad de Venecia durante seis meses a cambio de poder disponer del flujo necesario de estraperlo de pólvora polaca en los puntos claves de almacenamiento en el Adriático. Esto salvó, a pesar de la hambruna, el errático predominio político y militar de las pocas ciudades-estado todavía sobrevivientes a finales del siglo XVII. Gismondo Trotti, en un ejercicio de prepotencia equivocada, no se atuvo a regla alguna en el asedio de Capua y enarboló la enseña de la opción equivocada. El Papa lo castigó con justeza y con justicia y acabó sus días en las mazmorras del castillo Maroni, apartado como si fuera un apestado de los círculos de poder. Por tanto, pensemos con serenidad el lugar exacto donde colocaremos nuestro estandarte; en ello nos va no sólo la vida, también nos va el honor y la gloria.

          Un beso muy gordo, te quiero:

          Mari Puri.