Analicen esta estupidez con detenimiento.
Exactamente. Lo han cogido a la primera, al vuelo, como se dice coloquialmente: "oso polar" y "Prometeo encadenado", estupendo. Muy bien. Bueno, pues así es todo en las ciencias, que al principio nos parecen abstrusas e insondables. La poesía, esa ecuación de lo infinito en lo efímero, se salva de la quema. Todo lo demás deviene en estupidez neta. En la cúspide de la estulticia humana se halla la astronomía, seguida muy de cerca por la física de partículas. Son los extremos del balancín inoperante que conduce al hombre al mismo sitio del que partió, pero el regreso al punto de partida ha corrido parejo con un desgarro espiritual de sutura imposible. Ya no tiene solución el desamparo al que nos condujo la ciencia y la idolatría de la razón. No hay escape, y lo que es peor, ya no hay pasión en la escapada. La pereza del alma todo lo consume. La energía nos mutó en minerales de escasísima importancia. Los niños juegan a la guerra con las armas enmohecidas de la nada. Al menos ellos ríen, pero yo no. A mí me espera el camino de la búsqueda del primero de los poetas, que como un demiurgo andante, lleva en su morral el eterno secreto de las sabias rimas de Dios.