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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



9.2.10

114. El gitano "Maravillas"


           "Oso polarizarme en una cadena de promesas".

          Analicen esta estupidez con detenimiento.

          Exactamente. Lo han cogido a la primera, al vuelo, como se dice coloquialmente: "oso polar" y "Prometeo encadenado", estupendo. Muy bien. Bueno, pues así es todo en las ciencias, que al principio nos parecen abstrusas e insondables. La poesía, esa ecuación de lo infinito en lo efímero, se salva de la quema. Todo lo demás deviene en estupidez neta. En la cúspide de la estulticia humana se halla la astronomía, seguida muy de cerca por la física de partículas. Son los extremos del balancín inoperante que conduce al hombre al mismo sitio del que partió, pero el regreso al punto de partida ha corrido parejo con un desgarro espiritual de sutura imposible. Ya no tiene solución el desamparo al que nos condujo la ciencia y la idolatría de la razón. No hay escape, y lo que es peor, ya no hay pasión en la escapada. La pereza del alma todo lo consume. La energía nos mutó en minerales de escasísima importancia. Los niños juegan a la guerra con las armas enmohecidas de la nada. Al menos ellos ríen, pero yo no. A mí me espera el camino de la búsqueda del primero de los poetas, que como un demiurgo andante, lleva en su morral el eterno secreto de las sabias rimas de Dios.