+

FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



12.1.13

282. Números y...


          El bromuro de ipratropio me permite respirar como un atleta del Turquestán. La gabapentina me permite una sonrisa lacia e indolora como la que experimenta la chica gorda que recoge los abrigos en el Four Seansons de Nueva York. La esencia de trementina despeja la atrofia cerúlea de mis puntiagudas y grandes orejas y me permite acoger la sonoridad del mundo tan bien como lo pudiera experimentar el segundo trompeta de la orquesta caribeña de Mario Estrella. El extracto de Ginkgo Biloba reduce las tendencias desviatorias de mi organismo, dando a mi viril apostura la rectitud y prosapia que le es característica y haciéndome similar en todo a la prestancia del coronel Haggins en su inefable manera de desfilar ante los pabellones reales. La tamsulosina, a su vez, concentra la potencia glandular de mi próstata haciéndome desarrollar y experimentar con satisfacción una fortaleza sin par en la ejecución de mis frecuentes micciones, en las que el diámetro del arco mingitorio alcanza cotas olímpicas, llegando casi a superar al famoso Niño de la Coro, mozalbete serrano cuya potencia a la hora de mear le hizo muy popular en toda la zona de las estribaciones del Andévalo onubense. El alprazolam repercute positivamente en el ámbito social en el que, de seguro, se desarrollarían mis instintos agresivos, dejando mis eléctricas pulsiones alejadas de la vesania de mi compulsiva personalidad asesina y convirtiéndome en un santito tan lindo y preclaro como Santo Tomasino de Trento, niño que fue santificado en vida por el papa Gonzalo Nono.

          Soy un enfermo terminal. Mi nombre es M.M.J. Tengo 55.11 años. Mi estado civil es divorciado. El teléfono móvil de mi ex-mujer es 677455022. Mi cuenta bancaria en La Caixa es la siguiente: 00418957453839363674. Y mis tres secretos inconfesables son los que siguen:

1) He sido siempre, desde que me reclutaron siendo niño, miembro numerario de la banda terrorista Pandero Luminoso.

2) Soy el mayor coleccionista de códices bizantinos robados.

3) Me he acostado varias veces con todos y cada uno lo miembros de la Familia Real.

          Aquí llega mi oncólogo.

          Buenas noches.