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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



21.9.12

271. Omnia peccata mundi


          Ya saben ustedes que resido desde hace muchos años en un centro de reposo mental, en un manicomio, vamos, pero en un manicomio de barrio, no en uno de esos frenopáticos importantes del extrarradio. Rodeado de locos suburbiales paso mis días entre vapores urinosos y fragancias de neurosis desesperada. Todos nos hallamos atrapados en unos malolientes sayones de sarga medio apolillada con bandas verticales en tiempo azules y ahora desvaídas hacia un gris metafísico. En el pabellón de hombres somos treinta y uno, en el de mujeres son treinta y una. Yo soy paralítico cerebral y estoy incluido en el grupo de los sumamente peligrosos (PC-SP). Me alimentan de manera diferente a los demás, ensayando en mi caso especial unos shocks terapéuticos a base de harina de almortas y jengibre fermentado, pero para nada: sigo paralizado cerebralmente y con un índice muy elevado de peligrosidad suma. A veces me siento tan enamorado que rezumo esperanza y dicha por los poros de otro interno. Otras veces me ensombrezco de desidia y llego a la catatonia (tan apreciada y respetada en este establecimiento), un estado aquietado y férreo que en dos ocasiones me hizo levitar sobre los confusos balances dopaminérgicos de mis compañeros. Pero en lo general y cotidiano paso los días entre añoranzas del ejército, al que nunca pude acceder por mi PC-SP, y las risas babeantes que me producen las singulares conductas de mis locos cercanos. El Tortas es esquizofrénico hebefrénico grado IV (comedor de insectos) y H. H. es esquizoide con trastorno agudo de personalidad, creyéndose, desde el año de la riada, ser una cucaracha, proceso que se agudiza con un componente paranoide cada vez que ve entrar en la sala de la televisión al Tortas en fase depredadora. A todos nos gustaría que nos dejaran al menos una vez a la semana sobar a las locas del otro pabellón, sobre todo a la Marifuria, que, según dice Afrosio el tripolar, tiene tres pechos. Mi negro futuro no me impide pensar en que puedo alcanzar un hermoso pasado si me lo propongo. Sé que es una locura, pero es que yo estoy loco. Hay papeles que lo atestiguan. Hay testigos que lo empapelan. Haber, hay de todo en la cabeza de un loco. Por haber hay hasta posibilidades insospechadas. Yo me he descubierto dos posibilidades insospechadas, a pesar de mi PC-SP, pero en ambas toma carta de naturaleza (carta de naturaleza, ¿qué diablos es eso?) la Marifuria, a la que creo desear tanto, tanto, que si pudiera, la casaría con el Tortas.