La literatura del alma o, lo que es lo mismo, la literatura a secas, porque todos tenemos el alma seca, la literatura, decía es una ciencia inexacta, porque matemáticamente está llena de incertidumbre, incompletitud e indecibilidad. Esto me lo ha dicho un amigo mío, poeta extremo que utiliza en sus poemas expresiones algebraicas de alto contenido moral. Pero yo es que voy mucho más allá. Lo realmente incompleto e indecible, lo que crea más incertidumbre de todo es la palabra dicha, la expresión verbal vocalizada, la idea hecha sonido. Esto último se lo dije tiempo después al poeta extremo amigo mío y me dejó de hablar para ser consecuente y bondadoso con las formas de vida y pensamiento de sus amigos, en este caso, yo. Le echo de menos desde entonces, aunque a decir verdad nunca entendí ninguna de sus "poesías metaeuclidianas", como él las denominaba. Es por todo ello por lo que me dedico a escribir cartas de presidiarios, libros de texto para escuelas pías, ordenanzas municipales, anales diocesanos, edictos judiciales, condenas a muerte, dietas de mantenimiento, actas de exorcismo..., cualquier cosa que me mantenga callado. Todo el mundo sabe que yo no hablo. Algunos piensan que soy mudo, pero sólo tengo de mudo un par de pantalones y un babero de franela. Mi familia me respeta lo suficiente para poder ejercer mi apostolado sin cortapisas, porque lo mío es un apostolado en toda regla. Dirijo un grupo de adeptos: nos proponemos silenciar el planeta en unos pocos años. Enseñaremos a escribir a los dos continentes ágrafos y repartiremos bolígrafos y papel a todo el mundo que nos lo pida. Decretaremos el día en que todo el mundo callará y en el que a partir de entonces sólo se oirá el deslizarse del lápiz sobre el papel como ente sonoro primordial, que caracterice y simbolice a la humanidad y al mundo a partir de entonces. Ni una palabra más desde ese fausto día. Sé que Dios me entiende, porque Él siempre trabajó en silencio y sin tener a nadie con quien consultar sus magnos proyectos. Es el primero de mis seguidores. Con su ayuda sé que mis ideas tomarán consistencia y que silenciaremos el mundo dentro de poco tiempo. Le voy a regalar a Dios una pluma Mont Blanc®, de las gordas.
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FUMPAMNUSSES!
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.