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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



13.9.10

177. No más hip-hop


          La abacería de Manolita, La Parva, está precintada por orden judicial. Manolita era de Almonaster la Real sin ella saberlo, porque de suyo, Manolita no sabía nada, ni tan siquiera sabía que era una mona de Gibraltar casada en segundas nupcias con el tercer corneta de la banda municipal de Ramala, un palestino malo de verdad que le hacía comer mondas de naranja mientras la tundía con la parte de la corneta que más hiere. Cuando tuvieron al Vicentico se trasladaron, él a Mieres y ella a La Línea, ciudad por la que sentía una lógica querencia. Vicentico enfermó de peste bubónica a los tres años y se hizo sacerdote mefítico de la orden de los mercuriales al año siguiente, entablando pugna debaticia con parte de la Conferencia Episcopal por su corta estatura, poca edad y cara de mono. El mal moro, padre deñ Vicentico, ("Moromalo" le llamaban en Asturias) resbaló en un chigre y quedó cuadrapléjico y melancólico hasta el turbante. Unos tunos de empresariales acabaron a bandurriazos con él. El tuno pandereta, de ascendencia almohade, denunció a sus compañeros de rondalla y acabaron todos en presidio. Fue cuando Manolita montó la abacería con dos monos de los alrededores de Algeciras, provincia de Cádiz. De Vicentico se supo que murió en Manila de las secuelas propias de la peste bubónica. ¿Por qué cerró el señor juez la abacería de Manolita, la Parva? Eso nadie lo sabe.