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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



16.4.17

401. La tundra y la taiga


          ¿Que te vas a comer otra torrija? ¿Pero tú sabes, Niño Manué, lo que estás diciendo? Quetás comío ya once torrijas en lo que va de tarde. Tú estás loco dertó. Yo no veo mal que te comas dos o tres torrijas un día, pero es que llevas once, Niño Manué, once en una tarde. En la batea hay —o había— dos docenas de torrijas y yatascomío once. Es que da hasta asco verte lo gordísimo questás. Tú debes comprender que haces cosas que no son normales. Tienes que poner pies en pared. La vida es otra cosa distinta de lo que tú piensas. La vida no es una torrija, a veces es un pestiño y la mayoría de las veces es una putamierda. ¡Límpiate!, asqueroso, que se te cae el caldillo por las comisuras y me empercochas de miel la blusa blanca que te compré pal domingoderramos. ¡Qué asco! Ya me lo decía tu padre quengloriesté, que de ti no íbamos a sacar partido. Tus hermanos, aunque ahora estén todos en presidio, son hombre, como los hombres deben ser, pero tú, tú sólo sabes tocarte todo el día la pirindola y comer torrijas como un poseso. No me mires así, con esos ojos de proboscidio nictálope, que masustas, y deja de hacer esos visos de loco, y lávate esas manos, sopuerco. Mañana hablaré con la asistenta social paque empiece el papeleo pa ingresarte. Porque esque yoya no puedomás, asinés. Yo es que como te vea comiéndote una torrija más te voy a meté semejante ostia que ya no vas a tené más ganas de torrija en tu puta vida. Que estoy ya del Niño Manué hastalcoño. ¡Sácate la mano del bolsillo y erdeo de la nariz! Y el médico dice que el niño notienená, que ni es tonto, ni autista, ni pollas, que el niño es que es mu tímido y que, aunque le sobran unos kilitos, está sanito y que ya irá madurando. Unos kilitos, dice. El niño es una lorza planetaria a punto de un big bang de manteca colorá. Necesito unas vacaciones y alejarme del Niño Manué, depositar mi todavía voluptuoso cuerpo sobre una tumbona en Matalascañas, enfundada en el pareo malva que mangué en el Factory del aeropuerto y disponerme a terminar la biografía de Kafka que tengo entremanos. Pero eso no será posible, ya está el cabrón de niño mirando con lascivia la batea de torrijas. Pero no, esosiquenó. Como acerque la mano al borde de la fuente se la corto de un tajo. Las había hecho por si venían las primas del pueblo a ver la Semanasanta, anoche las hice, antes de acostarme. La verdad es que a mí las torrijas me salen de putamadre. Pero cuando he llegao del Ministerio, el hijoputa del Niño Manué ya se había abrochao diez torrijas. Esto es pacagarse. En fin, mi vida es asín y asín va a seguir siendo, muy difícil será que cambie. De cualquier forma estoy mucho mejón desde que escribo el diario. La psicóloga Marisa me ha ayudado mucho y el párroco José, también, y mi vecina Patrocinio. El viernes le haré una fuentesita de torrijas a cada uno, pero que no las vea el Niño Manué, que el mamonaso es capaz de acabar con toas.

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