Hoy es el día más largo,
quizás porque el azul profundo de tus venas ha horadado el lecho ceniciento de la piel mientras duermes casi inerte,
tan sólo viva por el temblor discreto de tus párpados.
Me das miedo cuando duermes,
porque no siento el vaivén de tu pecho,
porque no atisbo el aliento de tu boca,
porque dispones los silencios de tal forma que anulan mis sentidos.
En mis sueños me lamento
o son lamentos mis sueños
o despierto del largo lamento de la noche que nos mece inmisericorde.
Hoy es la noche más larga,
quizás porque anudamos ayer tantas cosas, que nuestras manos vibran con el fragor de la tarea,
los años se nos clavan como alfileres,
los días y las noches se suceden inhóspitos a veces,
a veces con singular belleza nos rodean,
otras nos dejan dudosos en la niebla como alondras jóvenes e inexpertas.
En la tundra malva de nuestras auroras te miro mientras duermes,
velo la oscura paz de tu cuerpo
y oigo silbar a duendes pasajeros que se burlan de nosotros,
de la esperanza que depositamos en ellos,
de nuestro cuenco de lágrimas y risas.
Hoy el amanecer perdura en las esferas celestiales,
probablemente se detiene para siempre.
Jirones de nubes como luminarias lo atrapan en el lejano horizonte de la noche plena,
pero tú, sigue durmiendo, Amor,
sigue tu lucha de esperanzas por donde quiera que estés,
perdura en tu sueño como este amanecer eterno en que vivimos.
en que sobrevivimos con el miedo aturdido en el corazón,
sigue durmiendo la paz de mi desvelo,
sigue soñando los sueños que no tendré.
Me das tanto miedo cuando duermes...