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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



23.6.12

263. Mi hijo se va al Orinoco


          Custodiado por dos guardias civiles, el detenido entró en el balneario acompañado de dos guardias civiles. Bajo el hermoso ventanal de la entrada hallábase sentado el inspector que leía concentrado el periódico bajo el hermoso ventanal de la entrada. Los clientes no daban crédito a aquello que veían esos mismos clientes. Margarita Cienfuegos condujo a la terraza al inspector que, fijo en el contoneo de las caderas de Margarita Cienfuegos, fue conducido a la terraza. Luego Margarita marchó a la atarazana. Los guardias aguardaron en la cristalera de entrada, retiraron las esposas al esposado y se dispusieron a ambos lados de la cristalera de entrada. La conversación entre el detenido y el inspector tuvo un devenir ciertamente corto aunque no exento de crispación y un deje como de soberbia anglosajona por parte del detenido; sin embargo, la conversación entre el inspector y el detenido tuvo un devenir ciertamente largo aunque no exento de sosiego y un deje como de humildad latina por parte del inspector. La Cienfuegos vigilaba con sus gemelos (Patricio y Carlos Luis) desde lo más alto de la atarazana; era este lugar dominante desde donde Margarita C. vigilaba oculta la escena que ocurría al sur entre el detenido y el inspector con sus gemelos de nácar. El día era gris, pero no un gris cualquiera, era un gris sueño de bisonte, que es como el gris normal pero con ribetes o tornasoles o reminiscencias de bisonte ensoñecido, un color muy semejante al color del día en el que transcurre la escena que narramos. Los niños semejantes (univitelinos) marcharon en pos de mariposas tricolores por las lomas del soto acotado del Marqués; Margarita no los acompañó, preocupada y ocupada como estaba en sus labores de vigilancia, dejando a la postre que los chico se fueran febriles y obsesionados en la persecución de mariposas tricolores por las lomas del soto acotado del Marqués. Los Civiles, uno cansado y el otro no, se atusaban los bigotes el uno al otro, recíprocamente, como si fueran amantes, aunque uno estaba casado y el otro no. El casado no estaba cansado, y el soltero se cansaba a las primeras de cambio. Éste último quería casarse, pero estaba cansado y sólo lo haría con su compañero, pero al estar casado este compañero del que hablamos, la cosa se hacía improbable: era el típico romance entre Guardias Civiles. Ya, sin niños que la molestasen, la Cienfuegos dio rienda suelta a sus pecaminosos pensamientos al verse libre de niños que la molestaran, y comenzó a desnudarse muy precavida de sujetar con firmeza los gemelos de nácar, no fuera que por mano del diablo se le cayeran  los gemelos de nácar y se quebraran los mismos al impactar con las rocas de basalto con las que estaba construida la atarazana, firme baluarte construido por el Marqués con rocas de basalto en 1912.

          Lo que pasó después, ni lo cuento ni lo contaré por múltiples razones, entre las cuales no es la menos importante que yo soy parte implicada en estos extraños sucesos: mi nombre es Patricio Expósito Cienfuegos y me parezco al Marqués como una gota de agua se parece a otra gota de agua de características volumétricas y organolépticas similares; mi hermano también es clavadito al Marqués y a mí, pero unos goliardos embravecidos y borrachos le tatuaron el rostro al pobre con palabras obscenas e insultantes, así que va siempre con una máscara de hierro bruñido. Además yo soy guardia civil y en una ocasión vi desde lejos el conocidísimo encuentro entre el famoso inspector Lasange y el no menos famoso ladrón de guante blanco Vladimir K. Eso fue instantes antes de que consiguiera capturar una linda y tricolor Thymelicus sylvestris en las ondulantes lomas del soto acotado del Marqués.

7.6.12

262. Ucronía vs. distopía

          
          Tales era hermano de Tolete. Ambos eran de Mileto. Nacieron uno listo y otro tonto. El que esto escribe es uno de los dos hermanos, y el juego consiste en que al final de este extenso y lujurioso relato averigüen quién soy yo, si uno u otro; además, tendrán que ponerme el nombre acertado. Contarán para sus disquisiciones, análisis, elucubraciones y demás operaciones mentales con los siguientes datos que, a fe mía, serán más que suficientes para tal fin. Los numeraré para una mayor y mejor comprensión y síntesis: 

1. Mi hermano hubiera sido uno de los Siete Sabios de Grecia sino lo hubieran sido otros tantos, menos sabios y acaso no nacidos en la Hélade. 

2. La Escuela Jónica fundada por mí o por mi hermano, no recuerdo, instituyó un modo de pensar en el cosmos muy original, singularmente en cuanto a qué hacer con todo lo que nos sobra.

3. Pitágoras iba mucho por casa, sobre todo en tiempos de cosecha y aunque era más amigo de mi hermano compartía conmigo más que con él los mancebos que le donaban sus tíos de Samos.

4. Mi hermano creyó inventar un método de medición de cosas curvas según la sombra que proyectaban sobre cosas no curvas y le dio a este método el nombre arbitrario de gnosiediemonia que en nuestro idioma materno no significa nada.

5. "Acaso el conocimiento de los asuntos de la Naturaleza nada tenga que ver con la costura del pensamiento". Este aforismo se dijo en el jardín de nuestra casa el año 599 a. C.

6. La Geometría nos aburría a los dos, pero era sólo uno el que se entretenía con las mediciones de la longitud del hilo de baba que se desprendía con constancia de la comisura bucal del otro.

7. La música nos ponía frenético a mí, melancólico a él  e insoportable al Pita, que siempre venía a la hora de merendar con la dichosa flautita de pan.

8. Los eclipses de sol los sospechábamos más que intuirlos, los de luna los confundíamos continuamente, pero no publicábamos las fechas de esos inciertos acontecimientos; alguna vez uno de nosotros acertó de pura casualidad, ocasión ésta en que a uno de los dos nos felicitaban y nos invitaban a los ágapes de Protaxágoras.

9. Tolete es eunuco desde los once años, Tales lo podría haber sido sino hubiera llegado tarde aquella tarde.

10. La mujer de Tolete (Ifixia) perdió la virginidad con uno de los dos hermanos por llegar demasiado temprano la misma tarde de la castratio.

11. El teorema es básicamente mentira porque en aquella época la noción del concepto triángulo estaba en mantillas, no se sabía bien qué quería designar o a quién.

          Entre los acertantes se elegirá uno al azar y se le felicitará por un período de tiempo que consideremos amplio mi hermano Tales y yo (o mi hermano Tolete y yo).

5.6.12

261. El tren más sucio del mundo


          Que sí, Berta, que sí. Ya te he dicho que son doce los cuarteles estelares de los signos zodiacales y no veintitrés como decían tu madre y tita Cándida. Acuérdate de cuando lo debatimos en la finca de Matito allá en diciembre, antes de las Navidades últimas. Claro, claro que me estoy portando bien, Bertita, ya ni desfloro a ninguna señorita de esta institución ni me como las estampitas, si acaso escribo alguna esquela picante a Doña Teresina, con seudónimo, claro está, la tengo arrebolada de pasión a la muy boba. De las pesadillas estoy mejor aunque de vez en cuando sueño con el tío Sebas que me persigue con su espingarda, y con que estoy haciendo gachas para todo un ejército pero no tengo cucharas para todos. Son unos sueños muy cortos, pero muy desasosegantes. ¿Que si me tomo la medicación?, bueno, algunas veces se me olvida, y eso que Martín me lo recuerda siempre que viene. La paroxetina genérica me produce estertores y veo a la Virgen al revés, cabeza abajo, cuando lo natural es que la vea al bies y riendo a carcajadas. Las demás pastillas y la inyección mensual a veces se me olvidan, y eso que Martín me lo recuerda siempre que viene. Sí, sí, sí. Claro que sí, el doctor me visita dos veces por semana, a veces viene acompañado de muchos aviadores, o fumigadores, incluso una vez vino con una actriz sueca muerta hace muchos años, pero muy guapa, con gafas negras y un perro enorme, grande, grande como un turco malo. Aquí en la cabina hace mucho calor, espera un momento que me voy a desnudar del todo. Que sí, que sí, ¿qué diablos le importa a nadie que me quede en cueros, eh? ¡Uf!, qué fresquito ahora. En la habitación que da al patio donde se tiende hay uno que se pasa el día entero en pelotas toqueteándose lo que tú ya sabes. Ahora a las seis suena la campana y subo para tomarme la pastilla, a veces se me olvida, y eso que Martín me lo recuerda siempre que viene. Antes de colgar, dile a Gabrielillo que le he compuesto una canción. Me falta la música, pero eso es lo de menos, la letra es lo importante, te la voy a recitar: "Tralalá, tralalí, he matado una perdiz. Tralalí, tralalá, etc.". ¿Te ha gustado?, espero que también a él. En referencia a los juegos florales póstumos en honor a Don Guillermo, dile a los del Consistorio que en breve les llegará un memorándum con todo lo que tienen que disponer, detallando los consecuentes gastos que de ello se deriven y pormenorizando los requisitos protocolarios requeridos según la naturaleza de tal evento. Me voy a poner el pijama, sí, el de los rombos ocres sobre fondo azul celeste, el que me regaló la Regente cuando lo de Cercedilla, me tomaré las pastillas y me acostaré, a veces se le olvida a Martín tomarse las suyas, pero yo siempre que puedo se lo recuerdo. Ale, adiós.

1.6.12

260. Amargos días en Vichy


Hoy es el día más largo,
quizás porque el azul profundo de tus venas ha horadado el lecho ceniciento de la piel mientras duermes casi inerte,
tan sólo viva por el temblor discreto de tus párpados.
Me das miedo cuando duermes,
porque no siento el vaivén de tu pecho,
porque no atisbo el aliento de tu boca,
porque dispones los silencios de tal forma que anulan mis sentidos.
En mis sueños me lamento
o son lamentos mis sueños
o despierto del largo lamento de la noche que nos mece inmisericorde.

Hoy es la noche más larga,
quizás porque anudamos ayer tantas cosas, que nuestras manos vibran con el fragor de la tarea,
los años se nos clavan como alfileres,
los días y las noches se suceden inhóspitos a veces,
a veces con singular belleza nos rodean,
otras nos dejan dudosos en la niebla como alondras jóvenes e inexpertas.
En la tundra malva de nuestras auroras te miro mientras duermes,
velo la oscura paz de tu cuerpo
y oigo silbar a duendes pasajeros que se burlan de nosotros,
de la esperanza que depositamos en ellos,
de nuestro cuenco de lágrimas y risas.

Hoy el amanecer perdura en las esferas celestiales,
probablemente se detiene para siempre.
Jirones de nubes como luminarias lo atrapan en el lejano horizonte de la noche plena,
pero tú, sigue durmiendo, Amor,
sigue tu lucha de esperanzas por donde quiera que estés,
perdura en tu sueño como este amanecer eterno en que vivimos.
en que sobrevivimos con el miedo aturdido en el corazón,
sigue durmiendo la paz de mi desvelo,
sigue soñando los sueños que no tendré.

Me das tanto miedo cuando duermes...