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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



2.5.11

197. Minutos musicales


          El aborigen togolés que llevo dentro me indica que lo exponga, es decir, que lo ponga en el exterior, que lo saque fuera de mí, que mi esqueleto lo suelte, que mis músculos lo liberen tendinosamente hablando, que en fin, sea liberado todito todo de mi ser corpóreo, que dicho sea sin ofender, lo deje en paz y libre de una puta vez. Es un aborigen que me fue introducido el día de mi primera comunión, ceremonia oficiada en 1961 por el cardenal Larraona en la iglesia de San Antonio María Claret de Sevilla, muy cerca del estadio Benito Villamarín, donde el Real Betis Balompié gana todos los partidos que juega desde el año 8 después de Cristo. El aborigen me lo introdujo el Padre Pimentel con una panoplia bicúspide del tres tras la ceremonia canónica y me fue  posteriormente clampado por el hermano Truman con una sonaja de almortas bendecida por Pío IX. El aborigen lleva por nombre Arturo Ngóoh y es, claro está, negro como el alma de Alma Truman, hermana del hermano Truman, que era prostituta a tiempo parcial en las abadías de Sierra Morena, en donde era conocida como Alma Truman, la hermana del hermano Truman, el de las sonajas clampantes.