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FUMPAMNUSSES!

¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.



16.5.11

198. Carla Bruni es maragata


          Los grises de esta tarde de primavera son tan verdes como esperanzadores eran los azules casi marinos de tus ojos de de un malva luminiscente. Mezquino eternamente será quien así no lo admita y mezquino quien lo admita eternamente. Tus ojos, bella Mora, me tienen atado a este vergel de desdichas, como si tu aspecto de cristiana ortodoxa no emancipara cien mil seminaristas de todas las Galicias que en el mundo haya. Tienes ojos, Zoraida mía, que suenan como címbalos de guirlache cortesano. Te amo tanto, Morita acanallada, que domaría ricos caballeros para que cruzaran la Santa Cruzada de tus muslos veraniegos, y luego los mataría antes de que culminaran la matanza de tu carne aquilatada, y tan mía esa carne como tuya, como de todos los que nada tienen y todo tienen. Menos tus ojos, musa de oro plateado, tesoro de los dioses, todo me parece extraordinario, de tan acostumbrado que estoy a los instantes luminosos que me ofrecen. Te amo sucia, te amo polvorienta y riscosa, te amo estampada de todos los pecados que te gustan, te amo empedrada del deseo enajenado de tu raza y mi destino.