Como es evidente, cada día que pasa escribo mejor, con una soltura intelectual y una elegancia envidiables, con una prosodia cada vez más rica y a la vez exenta de la farragosidad en la que nos vemos inmersos por obra y gracia de tanto tribulete demediado y tanto escritorzuelo mastuerzo. Me siento orgulloso de mi pluma, pero sobre todo me siento orgulloso de ese cuerno de la abundancia en que se está convirtiendo mi intelecto. Mis ideas, que no cesan, rebosan claras, concisas, certeras y originales. Soy de los pocos escritores que dicen cosas, que elaboran nuevas y contundentes vías de pensamiento, que pergeñan sólidos análisis de la actualidad, de la historia, de la vida en sí. Escribo desde el hombre y para el hombre, con la plena libertad que me ofrecen los cimientos de una cultura acrisolada en una vida de reflexión, estudio y análisis de las cuestiones que más afectan a nuestra sociedad. También, y eso es evidente, mi ya ingente obra sobrenada las procelosas aguas del arte y se va poco a poco impregnando de las más altas calidades literarias y artísticas, se va conformando, por qué no decirlo, con la sensibilidad del genio. Mi tía Remedios es puta y gorda, por ese orden, es decir, primero fue puta y ya posteriormente se constituyó en mujer gorda. Además, esta gradación no es sólo cronológica, sino que cualitativamente también sigue el orden establecido, es decir, mi tía Remedios es muchísimo más puta que gorda. Ejerce su oficio en la dársena del río Tajo a su paso por Talavera de la Reina. Tiene setenta y cuatro años y cobra cada vez menos por los servicios que ofrece. Tiene dos hijos que son mis primos: Elías y Samuel, uno es esquizofrénico y el otro, árbitro de segunda. Nunca he averiguado cuál de los dos es el árbitro de segunda. Mi madre opina que Remeditos debería ser sólo gorda, y mi padre, que debería ser sólo puta. A mí me la soplan ambas cosas. Cuando yo era joven conocí a otra Remedios en clase de apicultura, se llamaba Sagrario Conejero y era de Paymogo; a la salida de clase nos arrebujábamos en el sotobosque colindante a la finca de su padre, y tras tres o cuatro coitos isomorfos, recolectábamos gurumelos y los llevábamos al monasterios de Carmelitas Descalzos que había en dicha localidad onubense, y los cambiábamos igualmente por gurumelos que recolectaban los frailes en el sotobosque colindante al sotobosque colindante a la finca del padre de Sagrario. Hoy he recibido la triste noticia del fallecimiento de mi primo Samuel. Que Dios lo acoja en su Santo Seno.
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FUMPAMNUSSES!
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.
¿Qué es Fumpamnusses!?... Fumpamnusses! es todo y es la primera vez. Siempre hay una primera vez. Escribo pues, por primera vez, en algo que tiene que ver con el exabrupto digestivo de un sapo ("Blog") sin saber siquiera lo qué es (me refiero al Blog, aunque en el fondo tampoco sé muy bien lo que es un sapo.) Mi declaración de intenciones espero que sí quede clara: me limitaré a realizar las veces que crea oportuno un ejercicio brusco, continuado y compulsivo de literatura automática, de exorcismo necesario y suficiente de los restos de energía negativa o positiva, qué sé yo, o de encauzamiento de ideas, frases o palabras que mi mente quiera en ese preciso momento que queden reflejadas en este nuevo e inefable invento. Invito, pues, a este ejercicio a todos los interesados en el arte de la improvisación mecánica, maquinal, indecorosa y pueril. No esperen grandes ideas, no espero grandes ideas, sólo el placer de ver concatenadas ciertas imágenes que surgen improvisadamente y en plena libertad, quizás en extrema libertad, esperanzado en que no me suceda algo tan lamentable como aquello que le ocurrió a aquel pequeño electrodoméstico que, de tan libre y tan enamorado como estaba de Sir Douglas H. Silverstone, declaró la independencia de todas las anguilas del mundo y de ciertos huevos de Pascua de los alrededores de Castel Gandolfo.